¿Las controvertidas estatuas que homenajean en Estados Unidos a los héroes sudistas que defendían la esclavitud son obras de arte que deben ser preservadas o símbolos de una distinción inmerecida?
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Luego de los violentos enfrentamientos que enlutaron a Charlottesville, localidad de Virginia (este) en la que se habían reunido el sábado supremacistas blancos, la polémica se incrementa sobre la permanencia de esos monumentos considerados remanentes del racismo por muchos estadounidenses.
Varias de esas estatuas han sido retiradas en los últimos días, aunque el presidente Donald Trump estime que ello significa “destrozar” la historia y la cultura estadounidense.
¿Porqué fueron erigidas esas estatuas?
“En buena parte reflejan un gesto político y cultural”, explica James Grossman, responsable de la American Historical Association.
En realidad, esas estatuas fueron una manera “eminentemente respetable” de reafirmar un mensaje “poco honorable”.
Prueba de ello son las dos épocas principales en las que fueron erigidas: desde 1895 a 1920, en plena segregación racial y luego en respuesta al movimiento por los derechos civil iniciado en los años 1950.
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“La idea era unir a los blancos del sur y luego por extensión, a los estadounidenses blancos, en torno a una celebración de valores del viejo sur… Un mundo donde numerosos blancos eran propietarios de muchos negros”, precisa Grossman.
¿Se trata realmente de obras de arte?
La vasta mayoría de las estatuas que evocan la Guerra civil, ya sea que honren a figuras de la Confederación o de la Unión, son de calidad “mediocre”, subraya John Coffey, experto del North Carolina Museum of Art, quien estudió muchas de ellas.
“Hay excepciones”, admite, citando obras de los artistas Daniel Chester French o Augustus Saint-Gaudens, “sin duda el mayor escultor estadounidense del siglo XIX”.
Pero “muchos hicieron objetos estandar: soldados que en conjunto son idénticos, pero que pueden servir para representar a la Unión o a la Confederación, según los pequeños detalles que se les agregaba, como botones (de uniforme) o su armamento”.
¿Porqué tal resistencia al retiro de esas estatuas?
Según informe reciente del Southern Poverty Law Center (SPLC), especializado en movimientos extremistas y derechos civiles, más de 1.500 símbolos confederados ocupan todavía espacios públicos en Estados Unidos, en su mayoría en el sur del país.
Según un sondeo de NPR/PBS y NewsHour/Marist publicado el jueves, cerca de dos estadounidenses de cada tres (62%) están de acuerdo en que esas estatuas que honran a personajes que lucharon para mantener la esclavitud sean mantenidas.
Aunque la guerra de Secesión finalizó hace más de 150 años, muchas personas “no logran superar ese pasado”, analiza por su parte John Coffey.
“Existe una fuerte reticencia a confrontar la realidad de nuestra historia, en particular esos años tan dramáticos”, agrega.
Por el contrario, la gente “conserva un profundo rencor y resentimientos, que afloran de diversas formas, en muchos casos inadecuadas”.
AFP
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