Cuando estamos a dieta, muchas veces nos quitan los alimentos que más amamos: los carbohidratos, los azúcares, las grasas y empezamos a meterle comida saludable a nuestro cuerpo. Pero quieras o no, a veces es un proceso difícil, y hasta es válido que nos enojemos. Si este es tu caso, ¡bienvenido al club!
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Si no lo es, pero constantemente te enojas ya sea por circunstancias externas o internas, temo decirte que también entras en la ecuación.
El nutriólogo mexicano Juan Manuel Romero publicó en el 2015 su libro titulado ‘El que se enoja engorda’, el cual trata la problemática del sobrepeso desde un punto de vista relacionado con las emociones negativas.
Posiblemente ahora podrás empezar a identificar por qué por más que intentas ponerte a dieta, esos kilitos de más no desaparecen o se vuelven más complicados de bajar.
Según los estudios realizados por este especialista, es importante estudiar los procesos psicológicos y neurológicos que envuelven los trastornos alimenticios de cada paciente, pues a partir de ellos es como se pueden lograr los objetivos para perder peso.
Pero, ¿por qué sucede esto?
Cuando estamos enojados, nuestro organismo segrega adrenalina y cortisol, lo que ocasiona un proceso de inflamación haciendo que las células no puedan liberar energía. Y como no lo hacen, el peso se incrementa.
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Así que ahora ya sabes, empieza a respirar y contar hasta 10 antes de comer.
Busca enfocarte en las cosas buenas que tuviste a lo largo del día y empieza a visualizar que poco a poco lograrás tus objetivos para bajar esa molesta barriga si combinas una buena actitud, ejercicio y comer saludable.