El músico venezolano Wuilly Arteaga (23) es conocido hoy en todo el mundo. La imagen en donde se le ve tocando un violín bajo una lluvia de bombas lacrimógenas en una protesta callejera en Caracas, hace unas semanas, se convirtió en viral en las redes sociales.
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En entrevista con Publimetro, Arteaga aseguró que no hizo nada premeditadamente. ‘Fue una reacción del momento. Yo había participado en otras manifestaciones, incluso con otros músicos’, explica Arteaga, ‘pero el lunes 8 de mayo yo salía de un ensayo y de pronto, empezaron a lanzar bombas de gas por el lugar, algo que no me gustó, por eso empecé a tocar’.
El músico recordó sin embargo, que las protestas se dan también para reclamar por la inseguridad que vive el país, de la cual fue víctima hace un año. ‘Me robaron mi violín y hace solo tres semanas tuve acceso a otro, producto de una donación’, indicó.
Wuilly tiene dos hermanos, una mujer y un hombre, y es el hijo del medio de una familia cristiana. Se formó como músico en el Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela y fue violinista principal de la Sinfónica Juvenil de Caracas. Además del violín también toca el piano, canta, compone y produce.
Sobre su acción, dijo a Publimetro que ‘es mi medio de expresión’ y aseguró que ha tenido buenos resultados, y que incluso ha tenido ‘un efecto paralizante en los policías y la gente que estaba protestando; estaban como hipnotizados’.
‘No puedo exteriorizar mi descontento con un piano en plena autopista, no puedo cantar porque me quedaría sin voz, así que mi violín es mi medio de expresión’, sostiene Arteaga, mientras recuerda que la primera vez tocó unas cinco horas frente a la Guardia Nacional, entre las 12 del mediodía y las cinco de la tarde.
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Fue tiempo suficiente para que su familia se enterara, por los medios de comunicación, de que Wuilly estaba enfrentando la represión con su violín. ‘Interpreté el himno nacional de Venezuela. No tuve miedo aun cuando sabía que me podrían atacar’.
Horas y horas tocó bajo las bombas lacrimógenas, ‘salían de todas partes y caían muy cerca. Incluso, una casi me da en los pies. Pero yo seguí adelante, con mi mensaje es de paz y de unión para mi país, ya no más muertos, ya no más dolor’, cuenta el músico.
Arteaga está consciente de que su imagen ha llegado a mucha gente y ahora se siente ‘con mucha responsabilidad’ y con el compromiso de devolverle la alegría a su país.
El violinista afirma no querer dejar su país, sino quedarse a trabajar en proyectos sociales.
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