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Hoy que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, conoce los testimonios de cuatro peruanas que se desenvuelven y trabajan en áreas antes pensadas solo ‘para hombres’. Sin duda, su labor ayuda a construir una mayor igualdad de género
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Mujeres al volante
Cynthia Soldevilla fue la primera mujer en conducir un bus del Metropolitano. Empezó hace cinco años, en un bus alimentador, y hoy ya opera uno de la ruta troncal.
‘Yo manejo desde los 14 años, cobraba y conducía combis y buses desde muy niña. Siempre me ha gustado, pero era algo muy desordenado y hasta peligroso. Hoy estoy más tranquila, trabajo 8 horas y tengo beneficios laborales’, indica Cinthya. El consorcio Lima Vías Express, uno de los operadores del Metropolitano, tiene un compromiso con la igualdad de género y promueve la contratación de más mujeres en este servicio de transporte.
‘Yo siempre veía a Cinthya en la estación de Matellini (Chorrillos). Hace siete meses, cuando trabajaba conduciendo un vehículo de reparto, me dije: ‘Si ella puede, yo también’. Mandé mis papeles yaquí estoy’, cuenta Dina Chipana.
El consorcio busca que más mujeres se unan a sus filas; pues, asegura, son ‘más responsables’ y se preocupan más por los pasajeros que transportan.
Valentía a prueba de fuego
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Desde marzo del 2016, Rocío Salas Ramos -licenciada en Tecnología de Emergencias Médicas y Desastres- se dedica a capacitar a los nuevos brigadistas de Defensa Civil de la Municipalidad de Miraflores. Pero al menos tres veces a la semana, cubre el turno nocturno de la Estación de Bomberos Miraflores Nº 28. En su quinto año de carrera, realizó sus prácticas preprofesionales en esta estación y decidió nunca irse.
‘Recuerdo bien un accidente vehicular que atendimos. Había una ambulancia y tenía personas atrapadas dentro. Como mido 1,56 m, era la
única que podía entrar por un orificio de la ambulancia a sacar a los heridos. Y así fue. Nunca lo olvidaré’, cuenta.
Podría pensarse que su estatura es un impedimento para atender una emergencia como un incendio, pero Rocío ha demostrado todo lo contrario.
‘Vale más la maña que la fuerza. Si bien no puedo cargar a alguien al hombro, tengo cintas y anclajes con los que hago un arnés para amarrar a alguien a mi cuerpo y así lo saco del peligro. No por ser mujeres somos más ni menos. Somos igual de capaces’,manifiesta.
El llamado del campo
‘¿Qué me va a enseñar a mí una mocosita?’, le preguntó su abuelo con sorna a Liliana Tipismana, cuando inició sus estudios de Ingeniería Agrícola en 1999.
‘Mi familia es del campo, siempre hemos tenido una chacra. Mis tatarabuelos ya sembraban uvas pisqueras (italia y quebranta) en Ica, pero la gente no tenía conocimientos para mejorar la productividad y rentabilidad de los cultivos. Por eso opté por la agronomía’, nos cuenta.
Hoy es gerente de Cultivo de Vid, en Hortus, empresa agrícola presente en Perú y Chile. Se encarga de desarrollar agroquímicos para la protección y nutrición de cultivos. Pero no ha dejado nunca de realizar trabajo de campo, un área que suele estar copada por los hombres.
Aún encuentra reticencia en algunos agricultores que ponen en duda sus conocimientos, pero ella lo toma con profesionalismo. ‘La mujer
va tomando fuerza en varias empresas porque somos más persistentes. Pero lo más importante es que hacemos el trabajo con pasión’, señala.
