El caso del expresidente Alejandro Toledo, acusado de recibir durante su gobierno sobornos de la empresa Odebrecht, debe servir para promover en el país la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción, sostuvo hoy el exprocurador anticorrupción, Christian Salas.
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Al comentar la figura de la prescripción, invocada por la defensa de Toledo para los presuntos delitos atribuidos al exmandatario, Salas señaló que la caducidad de un delito es un recurso muy usado por exfuncionarios implicados en ilícitos penales.
‘Que este caso nos sirva para impulsar proyectos de imprescriptibilidad de los casos de corrupción (…). Un caso de corrupción no puede prescribir, tiene que sancionarse porque si no genera impunidad. Son casos muy sensibles, muy graves’, comentó en Radio Exitosa.
El exabogado del Estado explicó que para el caso de Toledo, acusado de tráfico de influencias y lavado de activos, la acción del delito aún está vigente, pues partiría como mínimo desde el año 2006.
‘Es perfectamente sostenible, como es la postura de la Fiscalía, que por lo menos hasta el 2010 estas invocaciones de influencia se veían dando (…). Esperemos que en este caso se pueda esclarecer a fondo’, agregó.
Salas también mencionó que acreditar el pago de una coima es muy complicado, dado que los culpables no dejan rastro de ello en recibos o contratos.
‘Por eso es absurdo cuando Toledo dice ‘revisen mis cuentas y encuentren una de coima’. Eso es prácticamente imposible. En los años 2013 y 2014 se le revisó todo y no se encontró irregularidades, por eso archivaron la denuncia por enriquecimiento ilícito’, recordó.
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Según el exprocurador, si se prueba la presunta culpabilidad de Toledo Manrique en ambos delitos, este podría recibir penas privativas de la libertad que fluctúan entre los ocho y los 20 años, sin beneficios penitenciarios.
Añadió que, si a ello se suma el delito de colusión, este tendría una sanción de 15 años de cárcel.
