Descubierta al mundo debido al deshielo de su suelo a consecuencia del calentamiento global, la montaña de siete colores, conocida también por su nombre en quechua, Winikunka, se posiciona como un nuevo destino turístico que nos ofrece Cusco.
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Winikunka es una innovadora opción para el turista que puede contemplar este atractivo turístico natural ubicado a más de 5,000 metros sobre el nivel del mar (msnm) luego de realizar una moderada caminata que recorre paisajes de belleza única.
1. Salida de bus desde el Cuzco Es recomendable salir muy temprano o de madrugada. El viaje lo lleva por las localidades de Andahuaylillas, Quiquijana y Checacupe, hasta llegar a Pitumarca, en la provincia de Canchis, un pueblo pintoresco del sur cusqueño, donde comenzará el viaje a pie.
2. Llegar a Pitumarca En Cusco, cerca del coliseo Cerrado, en Huayruropata dos empresas ofrecen el servicio Sicuani-Checacupe, el pasaje puede costar 5 soles. Su paradero de destino es Pitumarca.
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3. Ascenso de tres horas hacia ‘la Montaña de los siete colores” Para poder ingresar, los lugareños cobran cinco soles si uno es peruano, y 10 si es extranjero, con el fin de solventar algunos gastos de servicios básicos que ellos mismos han organizado ante el creciente turismo en la zona.
Los visitantes tendrán también la opción de realizar otras actividades, como montar caballos, que son ofrecidos por si no desean caminar por un largo tiempo. Habrá tramos donde los caballos no podrán ingresar, por lo que la única forma de seguir es caminando.
En el trayecto, uno estará rodeado de impresionantes escenarios compuestos de glaciares y numerosas lagunas. Podremos encontrar pastores con llamas, alpacas, ovejas, y distinguiremos que la fauna permite avistar eventualmente a zorros, zorrinos, huallatas, perdices, venados, vizcachas, cóndores y osqollos o gatos salvajes.
4. Llegar al mirador Una vez arriba, se podrá apreciar un espectacular panorama, donde resalta parte del imponente nevado Ausangate. En la cima, corre un viento fuerte y el clima es frío.
5. Regreso Luego de permanecer en la cúspide de la pendiente, se procede a regresar por el mismo camino al valle de Pitumarca, el cual resulta más sencillo que el anterior. El paseo finaliza emprendiendo el viaje de retorno hasta la Ciudad Imperial, llegando aproximadamente empezando la noche.
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