El Ministerio del Interior lanzó ayer la campaña ‘La integridad no se negocia’ para combatir la corrupción dentro de la Policía.
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Desde esta semana, comisarios de integridad (fiscales encubiertos como ciudadanos) simularán cometer faltas en las calles de Lima. Al ser intervenidos, ofrecerán coimas a los policías para ‘solucionar el problema’. Si estos aceptan el dinero, serán severamente sancionados. Se empezará con infracciones de tránsito, pero poco a poco se ampliará a todo tipo de faltas.
‘Que un policía cometa actos de corrupción es más lesivo para la sociedad porque es quien debería fiscalizar que se cumpla la ley. Sin embargo, creo que los niveles de corrupción que encontramos en la Policía no difieren mucho de los que encontramos en la sociedad en su conjunto’, lamenta Leonardo Caparrós, jefe del Gabinete de Asesores del Ministerio del Interior.
Por ello, los comisarios de integridad también podrán actuar como policías encubiertos para sancionar a los ciudadanos que ofrezcan sobornos.
‘Ojalá no tengamos que condenar a nadie, que todos, al pensar que quien está al frente puede ser un comisario de integridad, se abstenga de caer en una conducta inadecuada. Eso sería el mundo ideal’, dice.
La sanción que reciban ciudadanos y policías dependerá del fiscal, el juez y las características del delito.
‘Si se trata de un ama de casa que nunca ha hecho nada, seguramente el juez la mandará a casa con una sentencia suspendida. Pero si es una persona con antecedentes de haber manejado en estado etílico, la historia cambia’, explica Caparrós.
Los comisarios de integridad, siempre encubiertos, tendrán también la tarea de evaluar la atención que se ofrece en las comisarías a la ciudadanía. ‘No se trata solo de una campaña punitiva, también consideramos aspectos preventivos y educativos’.