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POR VERÓNICA KLINGENBERGERPeriodista@vklingenberger
Desaparecen 21 millones de soles pero los limeños creen que es buena idea darle otra oportunidad al responsable y principal implicado para que ‘haga obra’. Con ello se confirma que la mayoría de limeños está convencida de que no existe político que no sea corrupto ni elector que, a su manera, también robe (o robaría) con la excusa de hacer algo de cierto valor a la vez.
Se calculan 135 millones de dólares para construir la vía y los paraderos del Metropolitano. Se gasta el doble en su ejecución. El alcalde dice que hay auditorías aunque se excusa por no haberlas visto. Se suman nuevas rutas con presupuestos elásticos que a nadie le importan y de los que el alcalde se excusará diciendo que todo ha sido un enorme malentendido. O tal vez no diga nada y le vaya mejor.
El alcalde de Lima cobra, aparte de su sueldo mensual y las gratificaciones de julio y diciembre, el sueldo de presidente regional (en dos años, cobró un total de S/. 189.140 en bonos por ejercer un cargo que legalmente no se distingue del de alcalde). Una vez reelegido cobra por todos sus regidores y una nueva empresa factura millones de soles que luego se reparten convenientemente para que ninguna investigación termine en sentencia. El limeño, mientras tanto, aplaude by-passes congestionados, nuevas escaleras amarillas, parques de cemento.
Siete altos funcionarios son investigados por lavado de dinero. Se trata de profesionales del círculo más selecto del ex alcalde. Tres de ellos han sido gerentes de primera línea desde 1978. El alcalde, sin embargo, realiza sus nuevas funciones sin consumir una sola gota de alcohol. El nulo consumo de estupefacientes confirma su inocencia y su absoluta desconexión del narcotráfico ante la opinión pública.
Cualquier disparate de obra se dibuja sobre una pizarra blanca con el trazo de un niño de 4 años. Todo empieza con un monorriel y termina con un puente evitamiento directo al infierno. La pizarra del alcalde de Lima es ese espacio en el que todo es posible. Un plumón atraviesa las arterias más congestionadas con la agilidad de un fantasma. La realidad es otra pero al parecer a la mayoría le tiene sin cuidado. No olvidemos que el alcalde de Lima ganó las elecciones prometiendo más semáforos inteligentes y más cámaras, más combis y custers para todos.
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75 millones de dólares. Esa era la inversión que la Municipalidad de Lima iba a dirigir al proyecto Río Verde, un parque de 30 hectáreas, que contemplaba el conjunto habitacional para la comunidad shipiba de Cantagallo. Ese era el plan durante la gestión de Susana Villarán. Pero luego de ganar las elecciones y antes de asumir el cargo, Luis Castañeda Lossio, a través de Giselle Zegarra, ex jefa de inversiones de Castañeda, entonces consultora de OAS (gigante constructora brasileña involucrada en casos de corrupción) , decidieron reemplazar el parque por el famoso by-pass de 28.
¿Quién hizo el by-pass? OAS. ¿Quién fiscaliza esa inversión? La Municipalidad de Lima. Todo eso lo cuenta Rosa María Palacios, con lujo de detalles, en un audio que dura poco más de 6 minutos y que solo he visto compartido por La Mula. La investigación de IDL Reporteros ha tenido un rebote pobrísimo en medios al parecer por la gran inversión publicitaria de la Municipalidad en los principales medios justo después de que se destapara la cochinada. Mientras tanto, Lima sigue pintándose de amarillo hepatitis. Y con nuestra plata.