El espacio donde laboramos influye en la calidad de trabajo que podemos realizar. De hecho, este es uno de los criterios que considera el prestigioso ranking Great Place to Work.
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Para ello, se evalúan aspectos como la ubicación de las oficinas, la amplitud e iluminación de los espacios, si hay zonas de descanso o recreación, comedores comunitarios y otros.
Pero, más allá de eso, tener un buen ambiente físico donde laborar también tiene implicancia en otros aspectos. ‘Lograr un ambiente agradable ayuda a desarrollar el potencial creativo de las personas. Además, crea un vínculo emocional que genera felicidad. Por último, ofrece bienestar físico si se tiene en cuenta la ergonomía y la salud ocupacional de los empleados’, indica Julia Granda, arquitecta del estudio DRRP Arquitectura, especializado en diseño e implementación corporativa.
Por ello, al momento de diseñar una oficina, es importante tener en cuenta factores como la edad de los trabajadores, las entradas de luz y aire y otras facilidades técnicas.
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