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Género y arquitectura [OPINIÓN]

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Hace unos seis años, buscábamos a alguien que pudiera prologar nuestro libro Con_posiciones: 20 aproximaciones a la arquitectura peruana. Después de discutirlo, encontramos a la persona y le enviamos el borrador. A los pocos días, recibí una llamada de la que recuerdo algo más o menos así: ‘Jorge, tengo algunos reparos en escribir el prólogo, entre ellos está el hecho de que casi no haya mujeres entre los entrevistados’.

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La selección de los 30 arquitectos, cuyas conversaciones aparecen en el libro desmembradas, había sido muy intuitiva: exprofesores nuestros o gente cuya obra admirábamos. Sabíamos que era una muestra arbitraria, aunque la creíamos representativa. Pero de los 30 arquitectos, solo dos eran mujeres. Y francamente, hasta ese momento, no habíamos siquiera reparado en el tema

Durante mi carrera, de los 25 profesores de Diseño que debo haber tenido, solo una era mujer. Encontrar diseños de arquitectas en revistas o libros resultaba difícil, al menos en esa época. ¿Encontrarlas en libros de teoría o historia de la arquitectura peruana? Imposible. Aunque para nadie es un secreto que la arquitectura ha sido una profesión dominada por hombres y para nada es un problema exclusivo de esta disciplina. No me da el espacio para intentar buscar respuestas, pero si les interesa el tema, les recomiendo revisar la última encuesta publicada por la revista The Architectural Review: ‘Las Mujeres en la Arquitectura’, que muestra algunos datos interesantes. ¿Las cosas están cambiando? Seguro. Cada vez encuentro más arquitectas en puestos gerenciales de inmobiliarias o constructoras. Y cada vez hay más arquitectas en puestos claves de municipios u otras instancias de gobierno. Y de los profesores de la escuela de arquitectura donde enseño, me atrevería a decir que la mitad son mujeres.

Aunque para un arquitecto diseñador como yo, nada más sorprendente que el siguiente dato: de los últimos concursos públicos de arquitectura que han habido en el país, la gran mayoría han sido ganados por oficinas de diseño dirigidas -o codirigidas- por mujeres.

La reciente ampliación del MALI de Mariana Leguía (Llama Urban Design); el Museo Nacional, de Alexia León; el Museo de Sitio de Machu Picchu, de Michelle Llona (Llona-Zamora); el Parque Sinchi Roca, de Maya Ballén (masunostudio); y los ya construidos Museo de Pachacámac, de Patricia Llosa (LlosaCortegana), y Lugar de la Memoria, de Sandra Barclay (Barclay&Crousse). A los que le sumaría el nuevo campus de la UTEC, de Shelley McNamara e Yvonne Farrell, que -aunque irlandesas ellas- suman a la estadística.

Algo inédito, ciertamente, no solo pero particularmente en el Perú, donde las mujeres han estado históricamente marginadas de esta parte de la profesión.

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