Es el día después en Dallas. El jueves cinco agentes de policía fallecieron tras ser baleados, al final de una semana de furia por la violencia policial contra ciudadanos negros.
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“Cuando te pones el uniforme, es algo… abrazas y besas a tus familiares, esperando que puedas volver al final de la noche. Algunas veces sucede y otras el mal decide mostrar su cara y lo de anoche fue el resultado de eso”, dijo Max Schanbaum, agente policial de Dallas.
Decenas de habitantes de Dallas depositaron flores en apoyo a la fuerza policial tras el estallido de violencia, que ocurrió en medio de una manifestación pacífica en protesta por la muerte de dos hombres negros a manos de la policía en Luisiana y Minesota.
“Como comunidad, los afroamericanos estamos atravesando por muchas cosas. Por eso queremos que todos sepan que hay paz al final de la tormenta, y que será hermoso, cuando todo se aclare y la gente se dé cuenta de que lo que tenemos que hacer es estar juntos, será genial”, dijo Jada Thomas, habitante de Dallas.
El tiroteo provocó también heridas a nueve personas: siete agentes policiales y dos civiles.
El único sospechoso abatido por la policía luego de la matanza del jueves fue Micah Johnson, un negro de 25 años que estuvo movilizado en Afganistán entre noviembre de 2013 y julio de 2014, y que fue muerto tras un gigantesco cerco policial que incluyó el uso de un robot con explosivos.