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POR ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix
Lo que siento hoy es una mezcla de rabia con dolor, mareo y angustia. Hoy he leído que varios amigos que amo tienen miedo. Miedo de salir, de expresarse, de reír, de amar, de ser. Todo porque en algún momento creímos que tenemos la autoridad para decidir sobre la vida personal de otros. Si nos parece bien o mal quiénes son, con quién andan, con quién viven. Si al fin y al cabo esto quedara en un chisme de esquina, en fin, Pero no. Lleva a odios, a agresiones verbales y físicas, a muertes.
Esta semana murieron 50 personas en Estados Unidos en una balacera sin precedentes. No entraré en el tema del negociado de armas porque eso me da más náuseas, pero sí en las cosas que han saltado a raíz de ese ataque. Los más horribles comentarios, cero empáticos, cero humanos. Me rehúso a pensar que eso es todo lo que somos. Que una pantalla de computadora se nos haga arma suficiente para los más cobardes ataques. ¿En qué están pensando? Creo que en nada más que sus 5 minutos de triste fama en una red social que mañana se olvidó que existes.
He llorado, pero no solo por gente tan ajena a mi vida. Pienso, ¿por qué si mi corazón late igual que el de todos somos entonces tan distintos? No encuentro una sola respuesta. Es hora que te saques la venda que tienes en los ojos y te des cuenta de que si eres homofóbico y odias a alguien por no ser como tú, tienes tú un problema, no esa otra persona. Y no, pues, que él o ella sean gays no quiere decir que te vayan a acosar (¿?). No te van a tocar en un micro o en un baño (cosa que sí nos pasa a las mujeres con hombres ‘bien machitos’ y no veo tanto odio hacia el mañoso que sí comete un delito).
Hoy tengo la boca del estómago revuelta también porque sufres por otros, pero ni pestañeas por lo que pasa en casa. Según el informe de Promsex 2015- 2016, 8 miembros de la comunidad LGTB fueron asesinados, y otros 8 menores de edad fueron agredidos físicamente por sus propios padres. Eso aparte de los casos de agresión de serenos o policías, o en bares, discotecas… hasta tiendas. Hace solo dos semanas, una niña trans fue asesinada en Trujillo. Tenía solo 14 años y la mataron de 4 balazos. ¿Sabes cómo se llamaba? Seguro no. ¿Sabes que en nuestro Código Penal no figura el crimen por discriminación (ni odio)? Seguro tampoco. Entonces, ¿es que no somos todos los peruanos iguales?
Hoy te recomiendo hacer un par de simples ejercicios. Y luego, recurro de nuevo al buen Liniers, que dijo que ‘el arte nos hace mejores personas’. Anda, camina por galerías, ve cine, teatro, escucha música, comparte con amigos, solo, con desconocidos, anda hoy al Pecha Kucha Verde en el Parque Reducto (es gratis), nútrete de arte y de la historia de otros a ver si algo de lo que digo hoy te llega al corazón.
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Ejercicios de tarea:
1. Siéntate frente al espejo y mírate a los ojos por 5 minutos sin decir nada, sin mirar a tu teléfono, solo mírate a los ojos.
2. Haz el mismo ejercicio con otra persona. No se digan nada, solo mírense a los ojos.
¿Entonces, viste algo distinto? Lo dudo. Esa es la realidad.