En la película The Martian, estrenada el año pasado, Matt Damon hace el papel de un astronauta abandonado en Marte. Para sobrevivir a 225 millones de kilómetros de la Tierra, logra sembrar papas en un invernadero en suelo marciano.
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Esta escena de la ficción podría volverse realidad. Desde hace unos meses, la NASA y el Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima, estudian tubérculos genéticamente mejorados y variedades nativas que podrían soportar las condiciones de Marte (aridez extrema, alta radiación, atmósfera compuesta en 90% por CO2 y un tercio de la gravedad de la Tierra).
El objetivo no solo es lograr que los astronautas de una futura misión al planeta rojo puedan alimentarse de papas allí sembradas, informa Walter Amorós, investigador asociado del CIP. También se busca analizar la tolerancia de estos tubérculos al cambio climático.
‘Si estas papas resisten los factores estresantes de Marte, entonces también podrán soportar las condiciones extremas que ya se presentan en algunas partes del mundo, como aumento de temperaturas, alteración de lluvias y sequías prolongadas. En el Perú, las papas aún se producen normalmente, pero nos estamos preparado para el futuro’, nos dice.
Pero ¿cómo va la investigación? Por el momento, la NASA ha identificado las pampas de La Joya, en Arequipa, como un suelo con características químicas y contenidos minerales muy similares al de Marte.
‘Es un desierto rojizo y muy seco, en gran parte de origen volcánico. Todo lo que crece allí, muere. Y la humedad de la tierra es tan baja que no hay ni insectos ni maleza’, explica Amorós.
El viernes pasado, el CIP recibió los primeros resultados de los análisis de este suelo, para pasar a sembrar entre 70 y 75 variedades de papa en un invernadero en Lima. Este espacio ha sido acondicionado con muestras del suelo de La Joya.
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Posteriormente, adelanta Amorós, las papas que soportaron esta primera etapa serán estudiadas en un ‘simulador de ambiente’, donde se intentará replicar la mayor cantidad de condiciones atmosféricas de Marte. El diseño de este aparato lo viene trabajando el CIP, en conjunto con la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).
Las variedades más resistentes podrían ser lanzadas al mercado y continuarán siendo estudiadas para su futura misión en Marte.
¡A la cañita dile no!
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