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POR VERÓNICA KLINGENBERGERPeriodista@vklingenberger
Ahora que sabemos que más de la mitad del país quiere votar por Keiko Fujimori, cabe combatir el abatimiento más profundo con inocente curiosidad.
>>Si al 61% de peruanos les parece que la delincuencia es el principal problema del Perú, ¿cómo el 46% está convencido de votar por la candidata cuya campaña es financiada con dinero del narcotráfico?
>>Un señor de 77 años se lanza a la presidencia, logra llegar milagrosamente a la segunda vuelta y se queda dormido en la recta final. ¡Vamos!, le grita la mitad de un país, más por desesperación que por verdadera convicción. Pero él sigue anestesiado, sin reflejos, sin ganas de cruzar la meta en primer lugar. ¿Por qué se inscribió en la carrera? ¿Por qué no formó parte del equipo técnico de algún candidato con verdaderas ganas de ganar? ¿Cuántas horas de entrenamiento lleva a cabo antes de un debate? ¿Se entrena? ¿Qué le pasa a PPK?
>>De cada 5 electores, 1 decide su voto el último día y otro durante la última semana. ¿Qué se puede hacer o decir en una semana para convencer al elector más pasmado? ¿Con quién se transa? Dicen que la gran subida de Keiko Fujimori se debe en gran medida a su descarada oposición al aborto y la Unión Civil. Pero, si es así, ¿entonces de dónde salieron esos miles de votos que casi pusieron a Verónika Mendoza en la segunda vuelta electoral? ¿Qué mueve a los electores? Tiendo a pensar que no son las ideas. Y ¿cómo personas que son LGTBI pueden ser a la vez fujimoristas a rabiar?
>>Muchos electores peruanos defienden el derecho a votar en blanco o nulo. No los cuestiono, pero pregunto: ¿se sienten más puros? ¿Más allá del bien y el mal? ¿Creen que de esa forma se mantienen al margen de cualquier tipo de responsabilidad con respecto al rumbo que tome el país? ¿Saben que su tan digno voto en blanco o su tan poco digno garabato favorecerá al candidato con mayores votos, en este caso Keiko Fujimori?
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>>¿Será que lo mejor que nos puede pasar es que el fujimorismo tome el poder nuevamente, con mayoría absoluta en el Congreso, y corrompa cada una de las instancias de lo que queda de nuestras instituciones, nuestros medios y nuestra sociedad? ¿Será esa la única manera de destruir a una de las peores mafias de nuestro país?
>>¿Dónde está Barney? ¿En su biblioteca leyendo ‘non fiction’? ¿En la feria de San Isidro en Madrid? ¿Podrán nuestros candidatos, alguna vez, dejar sus egos de lado para sumarse al mal menor? A fin de cuentas, ¿no es eso lo único que para variar nos queda?