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DANIEL CASILLASMetro World News
Dos sismos de 6,7 y 6,8 grados en la escala de Richter remecieron ayer la costa norte de Ecuador, dejando al menos un fallecido y 87 heridos.
Los temblores ocurrieron en la misma zona (provincia de Manabí) donde ocurrió el devastador terremoto de 7,8 del pasado 16 de abril.
Un día antes, el 15 de abril, la isla de Kyushu en Japón fue golpeada por un fuerte terremoto de 7 grados.
Como se sabe, estos grandes movimientos telúricos han causado una destrucción generalizada en ambos países, llegando a matar a más de 600 personas en Ecuador y a unas 40 en Japón.
Además, han hecho que muchas personas en todo el mundo especulen si los recientes terremotos están relacionados y si son un signo de un próximo gran movimiento telúrico.
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‘La ocurrencia de un terremoto es un proceso probabilístico, no uno determinista. Es posible que la probabilidad de un terremoto de gran magnitud sea algo más alta de lo normal, pero no lo suficiente para preocuparse’, afirma Robert J. Geller, sismólogo de la Universidad de Tokio (Japón).
‘Pero la idea de que un terremoto pueda ser definitivamente identificado de antemano es incorrecta. Muchas personas han tratado de ver si acontecimientos que podrían ser llamados, a posteriori, ‘temblores preliminares’ tenían alguna características distintivas que les permitirían ser identificados como tales por adelantado, y la respuesta siempre ha sido ‘no», agrega el especialista.
Del mismo modo, los datos del estudio geológico de EE.UU. sugieren que el número promedio de sismos por año es consistente. Por ejemplo, los terremotos entre 7.0 y 7.9 grados se han producido aproximadamente entre 10 a 20 veces al año, siendo la media de 15. Eso es más de un terremoto al mes.
De hecho, junto con los tsunamis, los terremotos representan cerca de 750.000 muertes en los últimos 20 años, y causan importantes pérdidas económicas, según informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Todavía es imposible saber con seguridad cuándo un terremoto va a ocurrir, pero lo que es posible predecir es que un gran terremoto podría tener lugar.
Así, a medida que la ciencia avance hasta el punto donde los terremotos se puedan predecir con exactitud, las autoridades en todos los países en riesgo deben trabajar en la mejora de la infraestructura en las zonas sísmicas para evitar una lamentable y masiva pérdida de vidas.
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¡A la cañita dile no!
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