Tomar una cerveza bien fría es algo cada vez más difícil en Venezuela. La Cervecería Polar, la más grande del país, cerró sus cuatro plantas por falta de cebada, afectando 10.000 empleos directos y 300.000 indirectos, según la empresa.
En dos semanas, el precio de la botella de cerveza subió de 250 a 360 bolívares, casi un dólar a tasa oficial, y 5 veces más de lo que costaba hace un año.
Polar, que también es el principal productor de alimentos del país, cubre 80% del mercado cervecero, según una fuente de la industria que asegura que la competencia no puede llenar el hueco.
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“Y desde hace 2 semanas que nos despacharon, que fueron las últimas 40 cajas que compré, hasta ahí ya no hemos comprado más nada”, dice Judith Calderón, dueña de un pub.
Si bien desde el gobierno afirman que el pueblo no se va a morir por que no haya cerveza, su escasez afecta a un país que en 2014 tenía un consumo anual de más de 70 litros per cápita, el más alto de Sudamérica y uno de los 25 más altos del mundo.
