Todos, alguna vez en la vida y sobre todo cuando estamos en la universidad, hemos pensado en ser los primeros en la historia de la humanidad en hacer algo (o en su defecto, que nos pase algo). Pero siempre imaginamos que esto tendrá que ver con lo que estudiamos, y que viviremos para gozar de la gloria que nos dará el hecho. Como Neil Amstrong, el primer hombre en pisar la Luna, hecho que marcó para siempre su vida y lo hizo pasar a la Historia, con mayúsculas.
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Esta historia también pasará a la Historia, pero su protagonista nunca gozará de los privilegios y de la fama que le dará. El sábado pasado, cuando en el estado de Tamil Nadu de la India eran las 12:30 del día, un objeto rocoso proveniente del espacio exterior se estrelló a un costado de la cafetería de la sede de la escuela de Ingeniería de Vellore. El impacto fue a tal velocidad que provocó un cráter de 1,2 metros de diámetro, y una explosión que, según cuentan algunas personas, pudo escucharse a más de tres kilómetros a la redonda.
Todo normal; a lo largo de los años se han estrellado miles de meteoritos en la Tierra y han causado desastres terribles, como la extinción de los dinosaurios. Pero esta vez, si bien no hubo víctimas reptilianas, sí falleció una persona que, según se cree, habría estado disfrutando de un café en el campus. El hombre, de 40 años, era el conductor de uno de los autobuses de acercamiento a la escuela, y falleció debido a las heridas que la explosión provocó en su cuerpo, según la primera ministra del estado de Tamil Nadu de la India. Otras tres personas que se encontraban ahí también resultaron heridas, aunque no de gravedad mortal.
Según asegura la Nasa , es común que las rocas espaciales de menos de 25 metros se desintegran normalmente al entrar a la atmósfera por el calor, y no suelen causar daños. Por esto, la muerte de este hombre, la primera en la HISTORIA (con mayúsculas) como consecuencia de la caída de un meteorito, es trágicamente excepcional.
Otros casos similares han sucedido, aunque nunca nadie había perdido la vida en ellos. En 2013, en la región rusa de Chelyabinsk, un meteorito cayó e hirió a casi mil personas. El objeto se desintegró, por lo que no se pudo cobrarle la infracción correspondiente.