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Alawa pato [OPINIÓN]

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ZOË MASSEY

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A veces, o más bien muchas veces, oigo a mis amigas madres sufrir cuando llegan las vacaciones de verano. Entonces recuerdo cómo eran mis vacaciones: mi madre trabajaba todo el día, mi abuela también, yo hija única. Natación, parque, bicicleta, paseos en el jardín, correr por la acequia de Chaclacayo, horas de imaginación y… luego recuerdo que me metieron a unas clases de dibujo nefastas en quien sabe qué taller. Nos sacaron de fin de semana fuera de Lima. Esa fue mi primera salida sin alguien conocido. Lloré todo el fin de semana, me visitó una tía y le lloré más para que me sacara de ahí, fue horrible. Luego, otro intento: clases de cerámica con chicos más grandes. De puro aburrida no amasé bien nada y en el horno rompí todas las piezas de los demás… no dije nada, me hice la loca. Odiaba las clases de verano a menos que se tratara de meterse al agua.

Recuerdo que cuando empecé a ir sola a la playa -otros tiempos, inseguridades y tráficos- una de mis mejores amigas se escapaba de las clases en las que su madre la metía: mecanografía, lectura veloz, etiqueta social…Pobre, ella huía a mi casa y nos íbamos a Redondo a chapotear. ¿Por qué metes a tus hijos en las clases que a ti te gustan? ¿Por qué no en las que les vacilen a ellos? Al fin y al cabo, son sus vacaciones. Pensando en eso, este es un pequeño ¿qué hago con mis hijos este verano?

Parte 1: Chapotear. El verano es para chapotear, tus hijos (y tú) tienen que saber nadar, meterse al mar sin miedo (siempre con respeto) y aquí les doy un par de opciones buenazas.

Alto Perú es una organización chorrillana que la rompe. Ellos sacan a chicos en situación de riesgo del barrio del mismo nombre a través del deporte. Hacen muay thai, corren olas y ahora tú puedes ser parte de eso. Metiéndote a clases con ellos ayudas a financiar todos los proyectos y actividades de Alto Perú para que más chicos tengan la posibilidad de seguir sus talleres y dejar las calles y el riesgo de las drogas, delincuencia y demás. Esto es en las playas de Chorrillos, no te vas a arrepentir, son un grupo superchévere de gente.

Para chapotear desde más chiquitos, tienes a Joaquín Salas. Un día me logró hacer parar en un paddle en la playa Las Sombrillas (hasta ahora me acuerdo y sonrío), nos fuimos remando un poco adentro y ahí me contó de su nuevo proyecto, Primeros Pasos en el Agua. Es con padres y/o madres y niños desde un año. Por supuesto que no corren Pico Alto. Los niños entran con sus padres al mar sobre un paddle o longboard, cerquita a la orilla, con el fin de perderle el miedo al agua, de lograr esa conexión mágica que solo puede darte este deporte y de ganar confianza en sí mismos. ¿Por qué? Porque a él le pasó igual. Solo sintiendo la fuerza que tiene el mar logró dejar atrás sus miedos de niño y afianzar lo que es hoy. Un capo.

Pienso que no solo debes dejar a tus chicos en clases por su cuenta, sino ser parte de ellas. Quien sabe, te terminas vacilando tú también y sueltas el estrés de la paternidad.

Hoy escribo desde el sur, desde un nuevo proyecto y con el sonido de las olas de fondo, que han inspirado esta nota porque, como tarareaba mi madre, en el mar, la vida es más sabrosa.

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