Una bandera azul flameando sobre la arena es la manera más sencilla de identificar una playa saludable, señala Mónica Saavedra, titular de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa). Una bandera roja, en cambio, indica condiciones perjudiciales para los bañistas.
PUBLICIDAD
Estas señales estarán instaladas a lo largo del litoral y también se podrán encontrar de forma virtual en el mapa nacional sobre el estado de las playas, que ofrece la aplicación Verano Saludable (disponible para Android).
Todos los viernes, Digesa realizará inspecciones en la costa y actualizará esa información. Además, a través del botón Alerta, la app permitirá a los usuarios enviar fotos o mensajes de texto, a fin de denunciar algún caso de contaminación.
De las 64 playas que hay en Lima para fines recreativos, y que son inspeccionadas por Digesa, solo 21 figuran como aptas para los bañistas, mientras que las 43 restantes están calificadas como ‘no saludables’.
En el primer grupo, por ejemplo, figuran buena parte de las playas de la Costa Verde, como Punta Roquitas, Waikiki y Makaha (en Miraflores), Barranquito, Los Yuyos y Las Sombrillas (en Barranco), y Agua Dulce, Pescadores y La Herradura (en Chorrillos).
Estas no solo cumplen con una buena calidad microbiológica del mar, precisa Saavedra. También cuentan con servicios de limpieza que mantienen la arena limpia, baños públicos y tachos debidamente implementados, como lo demanda la Ley Orgánica de Municipalidades.
En el caso de las playas ‘no saludables’ figuran algunas muy concurridas en el sur como Pulpos, El Silencio, Punta Hermosa, Punta Rocas, Punta Negra, Señoritas y San Bartolo.
PUBLICIDAD
Estas han sido descalificadas por Digesa principalmente por la presencia de residuos en la arena y la ausencia de servicios higiénicos, mas no por la contaminación de sus aguas, explica Elmer Quichiz, director ejecutivo de Ecología y Protección del Ambiente de Digesa.
Como no se trata de niveles de contaminación tan graves, la voluntad política para limpiar las playas y una buena disposición por parte de los bañistas podría cambiar fácilmente esta calificación, indica el experto.
Sin embargo, reveló que se han detectado situaciones más complejas en el litoral del Callao. En playas como Oquendo y Márquez (en Ventanilla), el problema no solo está en los residuos sólidos hallados en la arena, sino en la contaminación del mar.
Sus aguas superan largamente los niveles permitidos de coliformes termotolerantes (entre ellos los fecales), establecidos por los estándares nacionales de calidad ambiental.
‘Cuando una playa es calificada constantemente como no saludable a lo largo del año, especialmente por la mala calidad del agua, como ocurre con Oquendo y Márquez, las autoridades municipales deberían intervenir para clausurarlas. No es saludable permitir el baño allí’, explicó Quichiz.