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Montmartre, el sitio perfecto para los turistas amantes de lo macabro

Inmortalizada por artistas y escritores, la basílica del Sacré Cœur, en la cima de la colina de Montmartre, recibe cada año más turistas. Pero sus cúpulas y las calles de postal del histórico barrio de París ocultan un pasado oscuro. El historiador local y coleccionista Jean-François Platet ha dedicado los últimos 25 años a descubrir el lado turbio y macabro de Montmartre.

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“Un día de 1932, a las 3 menos cuarto. Hace una hora, dos hombres se encontraron aquí. Uno sacó un revólver y disparó al otro por la espalda”, señala el coleccionista Jean-François Platet

En esta esquina, dos proxenetas se enfrentaron por una prostituta. Una pelea a puñetazos, una reyerta mortal o un hombre que se suicidó bebiéndose una botella de absenta. El tapicero judío Elie Fitoussi, que trabaja aquí desde hace 40 años, puede contar la triste historia de su antepasado.

“Soy la tercera generación de tapiceros en ocupar este lugar. El primero, en los años 40, era de origen judío, como yo. Desafortunadamente, la Gestapo vino a buscarle por eso. Trató de salvar el pellejo escondiéndose en el taller, donde hay una pequeña puerta que da a un patio. Por desgracia, también estaba allí la Gestapo”, cuenta el tapicero Elie Fitoussi.

De historias como ésta son de las que se nutre Jean-François. Su pasión por el pasado comenzó cuando se mudó aquí hace 20 años y empezó a mirar recortes de prensa local de finales del siglo XIX.

“¿Qué pasó aquí, en mi casa o en esta calle, o en ese edificio que conozco? Hoy día tenemos acceso a todo, podemos viajar a cualquier parte, obtener información de casi cualquier cosa imaginable. Así que encontrar algo que no es fácilmente accesible, pero que cuenta la historia de los mismos muros entre los que vives… Pensé que era una curiosidad, algo interesante”, señala Platet.

Las ambiciones de Jean-François no se detienen en esta calle: proyecta reunir una serie de guías de cada vecindario, con anécdotas de cada portal. La primera entrega de 4.000 historias gratis ya ha volado de los estanterías. Prueba de que las crónicas de tiempos pasados todavía son las que dan a Montmartre gran parte de su encanto.

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