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Reconocen a cuatro peruanos que lucharon por la paz

KAREN ESPEJO

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El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) otorgó ayer el Premio por la Paz 2015 a cuatro peruanos que dedicaron sus vidas a luchar por los derechos humanos, la igualdad y la disminución de la violencia en el país. Aquí una reseña de los ganadores:

1.La búsqueda de ‘Mamá Angélica’ En 1983, Angélica Mendoza de Ascarza (hoy de 84 años) fundó la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep), en una época en la que nadie se atrevía a denunciar los abusos y excesos durante el conflicto interno. Su lucha comenzó la madrugada del 3 de julio de ese año, cuando militares irrumpieron en su casa en Huamanga, Ayacucho, y se llevaron a su hijo Arquímedes de 17. El menor nunca más volvió. Desde entonces, Angélica ha emprendido una búsqueda incansable -que aún sigue hasta hoy-, junto a otras 300 personas. Actualmente, Anfasep brinda asistencia jurídica y psicológica a familiares de afectados durante la época del terrorismo y proyecta construir un Santuario de la Memoria en Ayacucho.

2.El ángel de los enfermos Sus conocimientos en medicina y su bondad como misionera en la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús llevaron a la hermana María del Sagrario Sanz Esteban a transformar la vida en Alto Amazonas, Loreto. En 1951 dejó atrás su natal Segovia, España, y se internó en la selva del Perú (donde adquirió la doble nacionalidad). Durante 60 años y a bordo de una lancha sanitaria, la hermana María ha curado a miles de enfermos a lo largo de los ríos Huallaga y Marañón. Además ha formado a cientos de comuneros en temas de salud para que su labor continúe a través de ellos.

3.La dama de la justicia Imelda Tumialán Pinto ha dedicado 24 años de su vida a defender los derechos humanos. A inicios de los noventa, como fiscal provisional del Distrito Judicial de Junín, su casa fue objeto de dos atentados con dinamita por denunciar los abusos de parte de militares en la época del terrorismo. Hoy, como abogada en la Defensoría del Pueblo, ha ayudado a resolver los casos de 180 personas detenidas injustamente. ‘Mi meta siempre fue, es y seguirá siendo defender los derechos humanos de las personas’, indica.

4.Guardián de los jóvenes Cuando dejó su natal España y se instaló en el barrio de El Agustino, a inicios de los ochenta, José Mantecón no era un sacerdote común. El padre ‘Chiqui’ -como lo conocen- tenía el pelo largo, le gustaba el rock y veía el lado humano detrás de los pandilleros que sembraban terror en el distrito. Así, a través de la música y el deporte, se ganó la confianza de exintegrantes de pandillas como ‘Los Picheiros’ y los ‘Satánicos de Sucre’ y con ellos formó la Asociación de Grupos Juveniles Martin Luther King (MLK). Hoy (ya nacionalizado peruano) dirige la Escuela Sociodeportiva y la Escuela Alternativa MLK para jóvenes en riesgo de El Agustino, así como el programa Casitas, que busca hacer de las calles espacios más seguros.

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