Los guatemaltecos acuden este domingo a unas inéditas elecciones marcadas por la apatía y la indignación, después de una semana turbulenta que provocó la caída y arresto del presidente Otto Pérez, acusado de corrupción.
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Más de 7.5 millones de guatemaltecos están convocados a las urnas para elegir al nuevo presidente, un vicepresidente, 338 alcaldes, 158 diputados y 20 diputados al Parlamento Centroamericano.
La intención del voto la encabeza, sorpresivamente, el comediante de derecha Jimmy Morales con el 25 por ciento de las preferencias, por encima del abogado derechista Manuel Baldizón (22.9 por ciento) y la exprimera dama Sandra Torres (184 por ciento), según la última encuesta publicada por la prensa local el jueves.
Ninguno de los tres alcanza el 50 por ciento de los votos necesarios para ganar en primera ronda, lo que anticipa una segunda vuelta para el 25 de octubre. En total en la carrera presidencial compiten 14 candidatos.
Los comicios se desarrollarán en un ambiente de desencanto con la clase política del país, profundizado por el escándalo de una banda de defraudación aduanera destapada el 16 de abril por la Comisión de la ONU contra la Impunidad (Cicig).
Desde entonces se realizan manifestaciones masivas que exigían la renuncia de Pérez y su vicepresidenta Roxana Baldetti. La funcionaria dejó el cargo el 14 de mayo y el mandatario, acorralado por las acusaciones de la Cicig que lo señalaron como cabecilla de la red, cedió a la presión popular el pasado miércoles.
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“El gobierno que surge de estas elecciones va a tener la más baja legitimidad de estos 30 últimos años. La elección no detiene la crisis, la va a agravar más bien”, dijo a la AFP el excanciller guatemalteco y analista político Edgar Gutiérrez.
Los actos de corrupción en el gobierno dispararon el descontento. Algunos sectores sostienen que no existen condiciones para ir a votar, y aseguran que el relevo presidencial no garantiza cambios profundos en el país.
HAY PRESIDENTE INTERINO
Mientras se elige al futuro gobernante, el exmagistrado Alejandro Maldonado, de 79 años, asumió como mandatario interino, un día después de la renuncia histórica de Pérez y tres días antes de las elecciones.
Enrareciendo aún más el ambiente de las elecciones, surge el fantasma de la violencia. En distintos puntos del país, pobladores han amenazado con vapulear a personas ajenas a la comunidad que lleguen a emitir el sufragio.
El sábado un hombre murió en una trifulca entre simpatizantes de varios partidos políticos en un pueblo al suroeste de la capital, mientras que el candidato Morales y el procurador de los Derechos Humanos, Jorge de León, advirtieron sobre posibles brotes de violencia durante la jornada de votación.
Ante temores de un alto abstencionismo, el nuevo gobernante Maldonado, sectores sociales como la cúpula empresarial, académicos, la Premio Nobel de la Paz 1992, la indígena Rigoberta Menchú, y hasta la embajada de Estados Unidos, han llamado a los guatemaltecos a votar masivamente.
El futuro gobernante, que deberá asumir el 14 de enero, tendrá la muy difícil tarea de tratar de devolver la esperanza a Guatemala, agobiada por una pobreza del 54 por ciento de los 15.8 millones de los pobladores y una violencia generada por el narcotráfico y las pandillas que deja una tasa de 39 homicidios por cada 100,000 habitantes.