Seguridad versus privacidad. Un nuevo sistema de cámaras de seguridad está causando polémica en Chile.
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Dos barrios de clase alta de la capital están empleando globos con cámaras anclados en los únicos focos de marginalidad que persisten en la zona.
De cinco metros de diámetro y ubicados a 150 metros de altura, estas cámaras son capaces de reconocer a una persona en movimiento a 1.600 metros de distancia.
La tecnología de origen israelí es la respuesta de los alcaldes de estos dos vecindarios ante una creciente sensación de inseguridad, que no se relaciona con un aumento de los delitos sino con una mayor violencia.
Sin embargo, Chile tiene una de las tasas de homicidios más bajas de América Latina y Santiago ni siquiera está mencionada en la lista de las 50 ciudades más violentas del mundo.
En este contexto, organizaciones alertan sobre la violación de la privacidad de las personas que supone esta tecnología.
Ante las críticas, el alcalde de Las Condes aseguró que el sistema de monitores sería operado exclusivamente por mujeres, ya que asegura ellas tienen mejor concentración para monitorear las calles sin distraerse y de esta forma también se evitan otras suspicacias.