Shanghai lideró el desplome general, con una caída del 8,49%, después de haber llegado a perder el 9% durante la sesión. La semana pasada se había dejado más del 11%.
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El Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró la jornada con una pérdida del 4,61%, cayendo a su nivel más bajo en seis meses, tras cinco sesiones consecutivas en rojo. El contagio llegó hasta la Bolsa de Taiwán, que cerró con una caída del 4,84% tras llegar a ceder un 7,46%, y Hong Kong que perdió más del 5%.
En la estela de las asiáticas, la Bolsa de Sídney se dejó un 4,09% y cayó a su nivel más bajo en dos años, y Seúl un 2,47%. La ola de contagio llegó hasta Europa, donde las principales plazas bursátiles registraban fuertes caídas este lunes.
Hacia las 12H00 GMT, Londres se dejaba un 4,46%, Fráncfort y París caían en más del 5%, Madrid perdía un 4,71% y Milán, un 4,70%. Las materias primas no se quedaron atrás: el petróleo cayó por debajo de los 40 dólares, su nivel más bajo en seis años.
Ante el desplome de los mercados bursátiles mundiales, en el de la deuda los inversores penalizaban a los países del sur de la zona euro, que veían incrementarse los intereses que pagan en el mercado secundario para endeudarse.
En cambio, las de Alemania, convertida en valor refugio en tiempos incertidumbre, se estabilizaban, mientras que en el caso de la deuda estadounidense, las tasas del bono a 10 años caían por debajo del 2%.
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A los inversores les preocupa la coyuntura mundial en general, al inicio de una semana rica en publicaciones de indicadores en Estados Unidos y Europa, y en particular China.
Los indicadores decepcionantes se suceden y crece la desconfianza general: el índice PMI sobre la actividad industrial de referencia en la segunda economía mundial, publicado el viernes, señala una drástica contracción de la actividad manufacturera en agosto.
“Hoy tenemos todos los ingredientes para presenciar en los mercados la peor jornada en cinco años”, comentó Evan Lucas, corredor de IG Markets.
“La reacción de los mercados asiáticos refleja el sentimiento de los inversores y su convicción de que un desplome brutal (de la economía china) es inevitable”, añadió.