“Va a haber temblor”, han predicho muchos al ver, en determinadas ocasiones, el cielo, normalmente más gris y nublado de lo acostumbrado, al detectar extrañas lluvias o, quizás, han hecho esta afirmación tras un cambio climático brusco. Pero, ¿realmente estas señales son certeras a la hora de pronosticar un sismo? Pues, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) esta creencia es totalmente falsa.
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“Estadísticamente, se registan básicamente la misma cantidad de sismos cuando el clima es frío, cálido o lluvioso, etc.”, explica la mencionada institución en su portal web. Sin embargo, indica también que los cambios asociados a una baja de presión vinculada a tifones o huracanes pueden desempeñar algún rol en la aparición de sismos, aunque los numeros que prueban esta teoría no son significativos estadísticamente.
Además, la USGS indica que esta creencia habría nacido en el siglo IV antes de cristo. Aristóteles afirmaba que los sismos eran ocasionados por vientos atrapados en cuevas subterráneas.