Un equipo de expertos creó una versión digital de la Gioconda, dándole a la modelo más famosa de Leonardo da Vinci una inteligencia artificial que le permite interactuar con su entorno. Está adaptada digitalmente a su talla real. La Mona Lisa mira de izquierda a derecha, luego cierra los ojos, sonríe o hace un mohín, en función de lo que sucede alrededor.
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La idea es “compartir con la Gioconda una relación íntima (…) como si fuera un ser querido”, para que cada uno pueda “apropiarse” de esta “poderosa” figura del arte, afirma Florent Aziosmanoff, líder del proyecto.
El concepto funciona gracias a un Kinect, un periférico que capta los movimientos e imágenes empleado habitualmente en videojuegos. Han hecho falta un equipo de 40 personas y un año de trabajos en Francia para llevar a cabo este proyecto llamado “Living Joconde”.
Según Aziosmanoff, no se trata de inventar “otra Gioconda”, sino de perpetuar el “living art” iniciado por el gran pintor fiorentino: “La Gioconda está considerada el primer cuadro que logra dar vida a una persona ante el espectador”.
Desde el cuadro hasta la joya, la “Living Gioconda” podría ser comercializada en varias versiones. Así, podrá llevarse colgada del cuello. En colaboración con la marca Mathon, se acaba de concebir un prototipo de “joya conectada” en forma de camafeo representando a la Mona Lisa animada.
La joya de fantasía costará unos 100 euros, y las versiones más desarrolladas, “varios centenares de miles de euros”.
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TENDRÁ APLICACIÓN MÓVIL
Y para quienes ya no puedan vivir sin ella, se está trabajando en una aplicación móvil. “Se podrá incluso enviarle mensajes de texto”, afirma Aziosmanoff.
Pese a todo, el creador del proyecto advierte de que la Gioconda interactiva no tendrá nada que ver con un Tamagotchi, unos pequeños animales virtuales muy populares hace unos años y cuyos propietarios debían cuidarlos.
En el Tamagotchi, hay que “alimentar al animal, comprobar que esté bien… Lo que yo propongo es una Gioconda que tenga su independencia y su sutileza”, afirma.