La justicia japonesa ordenó a las autoridades que indemnicen a los profesores penalizados por haberse negado a entonar el himno nacional, informaron el martes los interesados, preocupados por el recrudecimiento del nacionalismo en el sistema educativo.
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Un tribunal de Tokio condenó a la municipalidad a pagar 537 millones de yenes (4,5 millones de dólares) a los demandantes, 22 exprofesores de secundaria.
Su indisciplina les costó caro: no fueron contratados de nuevo tras alcanzar la edad de jubilación, como prevé sin embargo un programa especial.
El “Kimigayo”, himno nacional nipón desde finales del siglo XIX, cuya letra está dedicada al emperador de Japón, es para algunos un canto a la gloria del militarismo.
“Hay que ser prudente antes de sancionar a alguien porque actúe siguiendo sus propias convicciones”, consideró el juez Toru Yoshida, según la cadena de televisión pública NHK.
La administración de la metrópolis tokiota “abusó de su poder”, agregó, recordando que los profesores no perturbaron el desarrollo de las ceremonias de entrega de diplomas en las que rechazaron cantar el himno.
Eishun Nagai, de 68 años, uno de los docentes implicados, se congratuló por “una gran decisión que podría dar un poco de aire a los profesores de colegio”.
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“Después de nuestra sanción, se sentían amenazados y no se atrevían a expresar sus opiniones a sus superiores”, dijo, denunciando “una educación del Estado, como ocurría hasta el fin de la guerra”.
El primer ministro Shinzo Abe, nacionalista, instó el mes pasado a respetar la práctica de entonar el himno en las escuelas de primaria y secundaria y en las universidades públicas.
En 2012, el Tribunal Supremo dictaminó que no era anticonstitucional sancionar a los profesores por negarse a cantar, aunque advirtió que el castigo más severo no debería ir más allá de una simple reprimenda.