Según organizaciones de protección animal, Sandra, esta orangután de 29 años, está triste. Por ello la justicia argentina estudia dónde debería vivir. Esta semana las partes expusieron sus argumentos.
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Frente al recinto en el que por el momento habita Sandra, el Director Científico del Zoo de Buenos Aires insistió en las dificultades para la liberación del primate.
‘Nació en un zoológico y ha vivido toda su vida en un zoológico. Por eso también es muy difícil porque ella lo que conoce es como acceder a la comida, como acceder a un refugio dentro lo zoológico, dentro un ambiente controlado. En la vida libre so sabría cómo reaccionar antes un predador, no sabría cómo reaccionar antes peligros, no sabría cómo buscar alimentos o hacerse un refugio. Sería muy perjudicial para ella hacer una liberación en el medio libre’, señala Adrián Sestelo, director científico del zoológico.
El caso de Sandra llegó a los tribunales en mayo tras una denuncia por las condiciones de encierro.
La magistrada Elena Liberatori deberá hacer cumplir la sentencia de un tribunal que declaró a Sandra “sujeto no humano” y con derecho a la libertad, un dictamen insólito a nivel mundial.
Sus defensores creen que debe habitar un espacio en semilibertad en un santuario lo que supondría un costo de traslado de 150.000 dólares.
Y para organizaciones de protección animal, la orangután “está triste”, en especial tras la venta de una cría con la que había convivido cinco años.
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Pero los responsables del Zoo creen que nadie puede afirmar tal cosa.
‘Que esta triste es un error de concepto, es un argumento muy subjetivo de una apreciación de una persona y no de un argumento objetivo de un profesional quien se dedica a la conducta del comportamiento animal’, agrega Sestelo.
¿Santuario o cautiverio?
El futuro de Sandra está en las manos de la justicia argentina.