El final de la Segunda Guerra Mundial parecía lejano. La paciencia del ejército Aliado se estaba acabando y toda opción para hacer que Adolfo Hitler, líder nazi del Tercer Reich, se rinda era válida, incluso la idea de suministrarle hormonas femeninas.
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De acuerdo con los descubrimientos del profesor Brian Ford, el departamento de Servicios Estratégicos formuló el plan de feminizar a Hitler a base de hormonas para que su personalidad impulsiva decaiga y finalmente acepte la derrota.
La base teórica del plan afirma que con altas dosis de estrógeno, Hitler tendría un carácter más suave al tiempo que perdería su autoconfianza y expectativas sobre la guerra. Ahora se sabe que la psicología humana no depende necesariamente del sexo y las hormonas, pero para la época era una opción a considerar.
¿Pero cómo darle hormonas al máximo líder nazi? La documentación recién desclasificada revela que los espías aliados podían contactar con el jardinero personal de Hitler y sobornarlo para que inyecte los estrógenos en las zanahorias del Führer. No se consideró utilizar veneno, porque Hitler contaba con sirvientes que probaban sus alimentos antes de ingerirlos.
Se sabe ahora que el plan no llegó a tener éxito, pero no se sabe precisamente qué pasó durante su ejecución. Quizá fue descubierto o simplemente el jardinero aceptó el dinero del soborno y nunca más se apareció.