El papa Francisco emula a Cristo lavando los pies a seis presos y seis reclusas de una cárcel de Roma.
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Un gesto de humildad que, conforme a la tradición cristiana, Jesús tuvo con sus apóstoles antes de ser arrestado, condenado a muerte y crucificado un viernes en Jerusalén.
300 presos estaban presentes.
En la ceremonia, Francisco se arrodilló, lavó sus pies, los secó y los besó. Recordó que en la época de Cristo éste era un trabajo reservado a los esclavos.
Pocas semanas después de su elección en 2013, el Papa visitó durante el Jueves Santo una cárcel de menores.
Allí rompió moldes lavando los pies a dos jóvenes musulmanes.