Esperas infinitas y, cuando al final llega el tren, una lucha encarnizada por entrar en el aglomerado vagón.
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Lima tiene un problema serio con su red de transporte público, por mucho que ‘la voz del tren’ manifieste sus buenas intenciones… pero los usuarios no parecen creérselo.
Según la encuesta de una ONG local, el 65% de los ciudadanos dice estar insatisfecho con el transporte público de Lima.
Estos elementos son comunes en la capital peruana.
“Naturalmente, Lima es un caos y no solamente un caos que proviene del desorden que hay de los vehículos circulantes, sino un caos generado por anarquía, es decir, la autoridad no hace lo que tiene que hacer, hay una autoridad dispersa, por un lado la Municipalidad que gestiona, que es el responsable, que da la autorización, que tiene que fiscalizar y controlar, pero por otro lado tenemos a la policía que es la encargada de controlar el tránsito”, señaña Luis Quispe, Director de la ONG Luz Ámbar.
En 2010 entró en marcha un sistema de buses de tránsito rápido a través de un corredor exclusivo, llamado el Metropolitano, que redujo casi a la mitad el tiempo de viaje de los usuarios de sur a norte de la ciudad.
Está además en implementación un sistema para reemplazar vehículos con menor capacidad de pasajeros, como las combis, que han sido por casi dos décadas el medio de transporte por excelencia.
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Pero la reforma es blanco de acusaciones mutuas entre la actual gestión municipal, que se inició en enero, y sus antecesores.
Mientras, como en las interminables colas que tienen que hacer cada día, los limeños esperan entre quejas que el transporte público de su ciudad mejore.
