Apareció hace un poco más de un año y la recién nacida isla no para de crecer.
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Alimentada por este cráter que según los científicos que la estudian arroja materia unas 5 veces por día.
Está ubicada en el pequeño archipiélago de Ogasawara, a unos mil kilómetros al sur de Tokio.
Se originó a raíz de una fuerte actividad volcánica y ya cuenta con casi dos y medio kilómetros cuadrados.
Aunque este tipo de islas suelen desaparecer, ella tiene cada vez más posibilidades de sobrevivir.