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Aunque este sea considerado en muchos lugares un inocente juego de carnaval. Las autoridades bolivianas se toman muy en serio el intentar impedir los tradicionales juegos de agua.
A ellos no les importan los silbidos de quienes rechazan lo que están haciendo. Creen que existen suficientes razones para luchar contra quienes pretenden desperdiciar el agua.
“Evitar que haya excesos de parte de los participantes en esta época de carnaval, para el derroche del agua. Y aparte, el exceso que haya en base a lesiones a las personas”, cuenta el policía Israel Andrade.
Como todos los años, las autoridades municipales emitieron disposiciones para evitar el derroche de agua potable. Su acatamiento es limitado. Aunque algunos demuestran estar asumiendo el mensaje.
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“Este es una práctica que debe ir necesariamente perdiendo fuerza y debemos cuidar el agua, este es un recurso no renovable”.
Sin existir cifras que demuestren el volumen desperdiciado es difícil calcular la magnitud del problema. O si simplemente se pretende inculcar en la población la idea de que con el agua no se juega.
Si un día la prohibición logra su objetivo de todas formas el carnaval boliviano seguramente no perderá su encanto y alegría, seguirá acompañando de bailes y música a quienes deseen sumarse a la fiesta.