María tiene 30 años. El año pasado, cuando se enteró de que estaba embarazada de 3 semanas, sabía que no quería tener un bebé.
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Pero en Chile un aborto conlleva una pena de hasta 5 años de prisión. Es uno de los siete países del mundo que prohíbe bajo cualquier circunstancia, incluso por razones de salud.
Ella como muchas otras mujeres chilenas, consiguió un aborto ilegal.
‘El problema era conseguir un método para abortar. Como iba a conseguir la pastilla, cuanto costaba, y si iba a tener plata no más para comprarla. Entonces eso era mi gran temor”, cuenta la mujer.
Esa píldora se llama “Misoprostol” o “Misotrol”, un medicamento utilizado para tratar las úlceras de estómago, con un efecto abortivo.
Su venta está prohibida en Chile, pero se puede encontrar en internet a través de vendedores anónimos.
El mayor peligro es saber la dosis a tomar, ya que un error puede causar una hemorragia interna.
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“Tuve miedo de irme a presa porque, basicamente, no tenía Isapres, entonces no podia ir a una clinica provada sino que iba a tener que ir al hospital, y alli me podian denunciar”, recuerda.
Desde que misoprostol llegó a Chile hace 15 años, las mujeres ya no van a centros de abortos clandestinos. Lo hacen en casa. Por lo que es difícil estimar el número de abortos en este país sudamericano.
Lo que se sabe es que 17.000 mujeres son hospitalizadas cada año por abortos involuntarios inexplicables. Sin embargo, según este médico, hay muchas más que no van al hospital.
“El que ayer, con maniobras de terceros de muy poca experiencia producia una seria de consecuencias y complicaciones que obligaba la mujer a acudir al hospital, o por una infection muy severa, o por una hemorragia muy severa, hoy dia con el metodo farmacologico ya no se observa este nivel de complicaciones”, señala el ginecólogo Ramiro Molina.
La presidenta socialista Michelle Bachelet, ex directora de la división de igualdad de género de la ONU, dice que está a favor de la despenalización parcial del aborto.
Un proyecto de ley fue presentado recientemente al Parlamento para permitir el aborto en 3 casos: cuando la salud de la madre está en riesgo, cuando el feto no es viable y cuando el embarazo es resultado de una violación.
“Hemos avanzado en diferentes problemas que hemos tenido en salud sexual y reproductiva, pero que no estan resueltos porque todavia no hay un aceso completo al anticonceptivo de emergencia; Y este era uno de los ultimos temas que no han sido tratados en el agenda pública. Entonces hay una deuda de la democracia chilena frente a las mujeres”, señala la activista proaborto Claudia Dides.
En los últimos años, numerosos casos han cambiado la opinión pública. Como el de Belén, una niña de 11 años que quedó embarazada tras ser violada y se vio obligada a llevar el embarazo a término.
Aunque la mayoría de los chilenos son ahora favorables al aborto terapéutico o en caso de violación, la despenalización total sigue siendo un tabú.