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Testimonio de sobreviviente de Auschwitz que viajó al Perú para una nueva vida

125.424 fue el número que los Nazis usaron para registrar a Hirz Litmanovic cuando llego a Auschwitz en 1943.

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Estuvo tres meses en el campo de concentración donde trabajó con 12 años como mensajero del doctor de la SS, Josef Mengele, mejor conocido como el ‘ángel de la muerte’ por sus experimentos con los prisioneros.

De Auschwitz pasó al campo de Sachsenhausen, donde estuvo dos años hasta el fin de la guerra.

Hoy con 83 años, es uno de los testigos más jóvenes que quedan vivos.

Asegura que la razón de estar vivo no tiene nada que ver con heroísmo o resistencia.

“Viví porque yo fui para fines experimentales y a mí me salvo la vida un doctor noruego que fue donde el comandante ss y le dijo a esta gente no los incluyas porque están sanos y no están contagiosos y la guerra ya terminó, esto pasó en febrero de 1945”, recuerda Litmanowicz.

A 70 años de la liberación de Auschwitz, uno de los campos de concentración más letales, Litmanovic recuerda con lucidez anécdotas de su experiencia.

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“En las celdas, habían celdas que tenía justo el ancho de una persona, metían a dos empujando la puerta entre los dos se pelearon durante la noche, abrían en la mañana y estaban muertos los dos, eran sádicos”, cuenta Litmanowicz.

“Aun los cadáveres que iban a la cámara de gas, lo poco que poseían le quitaban y hasta llegaban a emplearle el pelo y utilizaban la grasa de los cuerpos y así sucesivamente en todo orden, esto estaba científicamente planeado”, cuenta Litmanowicz.

Desde 1952 vive en Perú, país donde pudo reconstruir su vida. Trabajando como carpintero. Se casó con una peruana con la que tuvo cuatro hijos y seis nietos.

Litmanowicz prepara en Lima un libro de memorias sobre la experiencia que vivió, consciente de ser uno de los más jóvenes testigos que quedan de la larga noche de sombras y terror que vivieron los judíos con los nazis.

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