Con el primer ministro desfilando frente a la casa de gobierno con un ejemplar de Charlie Hebdo en la mano el gobierno francés le dio su apoyo explícito a la nueva publicación.
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Mientras el número se agota, millones de copias más son pedidas a la imprenta.
Aunque la nueva edición, que muestra en su portada un dibujo de Mahoma, a muchos musulmanes les parece ofensiva.
“No soy Charlie porque hicieron cosas que van más allá de la libertad de expresión. Podemos reírnos de ellos, no hay problema, pero hablar del profeta está prohibido entre nosotros los musulmanes, está prohibido’, señala un musulmán francés.
Y fue para vengar, según reivindica Al Qaida en Yemen, a Mahoma que dicen haber organizaron el atentado que diezmó la redacción de la revista satírica francesa.
“La operación se realizó siguiendo las órdenes de nuestro general en jefe Ayman al-Zawahiri y de acuerdo con los deseos póstumos de Osama bin Laden’, señala Nasser al-Ansi, dirigente de Al Qaida en la Península Arábica.
Las muertes en la redacción de Charlie Hebdo también son vistas con beneplácito por el líder de Boko Haram, el nigeriano Abubakar Shekau, quien afirma en este video estar feliz por la sangre derramada en suelo francés.
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El gobierno de Irán también condenó la publicación, a la que considera una provocación que lastima los sentimientos de los musulmanes de todo el mundo, aunque rechazó la violencia.
“Condenamos el terrorismo en cualquier lugar del mundo y los actos de terrorismo no tienen relación ni se acercan a las visiones del Islam y son totalmente opuestos a lo que enseña el Islam’, considera Marzieh Afkham, vocera del ministerio de relaciones Exteriores de Irán.
Pero también hay musulmanes que se sienten ajenos a la controversia.
“Yo vivo mi religión con normalidad, rezo con normalidad, yo practico mi religión. No veo por qué me debe afectar esto, es solo papel’, cuenta un musulmán francés.
Querido y rechazado lo cierto es que Charlie Hebdo ha decidido mantener su posición consiente de los riesgos que enfrenta.