En junio del 2014, el estado islámico comenzó una gran ofensiva contra el gobierno iraquí.
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En cuestión de días, su estandarte negro se vio en casi la mitad del territorio del país y en grandes zonas del noreste de Siria también.
La comunidad internacional se sorprendió por el ascenso del grupo, conformado por una mezcla de antiguas tropas de Saddam Hussein y musulmanes suníes que lucharon contra el régimen de Bashar al-Assad.
El 29 de junio, su líder Abu Bakr Al Baghdadi declaró un califato en todo Irak y Siria.
“Después de muchos años de paciencia y Yihad, Dios ha dado la victoria a sus hermanos en armas para que lleguen a su objetivo de declarar el Califato y seleccionar un califa. Es un deber de los musulmanes que habíamos perdido durante siglos”, señala Abu Bakr al-Baghdadi, lider del Estado Islámico.
La ciudad siria de Raqqa se conviertó en bastión del Califato, la aplicación de una interpretación estricta de la ley islámica.
Acto siguiente, el grupo comienza a transmitir su poder al mundo.
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Semana tras semana, los vídeos publicados en Internet muestran la decapitación de rehenes occidentales.
Con su muerte viene la realización de que sus verdugos a menudo provienen de Europa y América.
Los expertos creen que hasta 15.000 combatientes occidentales podrían haberse unido a las filas del grupo Estado Islámico.
Los gobiernos y las familias, tienen dificultades para detenerlos.
Al igual que Patrice muchos padres se despiertan un día enterándose de que uno de sus hijos se ha ido de casa para luchar la Yihad.
“No tenía idea de que había ido a Pakistán, Afganistán y más recientemente a Siria, como los medios informaron. Nunca habría pensado que podía hacer eso y sin embargo, aquí estamos. Yo nunca me hubiera imaginado que podía seguir ese camino, que este sería su destino’, confiesa Patrice Drugeon, padre del combatiente yihadista David Daoud.
El Ejército Libre de Siria, los kurdos sirios e iraquíes, y los militares iraquíes están luchando para defender su tierra.
Y una coalición liderada por Estados Unidos ha estado llevando a cabo ataques selectivos contra los combatientes del EI durante meses.
“Obviamente, los ataques aéreos han tenido un impacto en ellos. Creo que en términos de deshacerse del grupo a largo plazo, en primer lugar los debemos separar. Así que por ahora se tiene un grupo que se encuentra en Irak y otro en Siria. Al menos en el grupo iraquí hay un gobierno en un lado que está luchando contra el, que puede mejorar su situación a través del gobierno. En el otro lado de la frontera en Siria es una imagen mucho más complicada porque no hay gobierno con el que tengamos relación”, analiza Raffaello Pantucci, director del centro internacional de estudios de seguridad de RUSI.
Casi cuatro años en el conflicto sirio, y aun no hay final a la vista.