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Miles de católicos celebran cumpleaños del papa Francisco

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En una mañana soleada en Roma y una temperatura agradable, la gente le ha hecho notar su cariño y cercanía por su onomástico.

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El Papa inició como cada miércoles el recorrido por los viales preparados de la plaza en su papamóvil descubierto y a lo largo del camino, fue recibiendo las felicitaciones de las personas que lo saludaban con las manos en alto.

‘¡Felicidades Papa Francisco!’, gritaban algunos, ‘¡auguri!’ exclaban otros. También se escuchó la canción del Cumpleaños Feliz en varios idiomas, aunque predominaron el español y el italiano.

Entre los peregrinos, muchos llegados desde América Latina y España, incluidos unos 300 bailadores de tango que se sumaron después a otros 2.400 profesionales para bailar en honor del Pontífice en la misma plaza.

Bendijo algunos niños

Como es habitual, el Papa recibió algunos niños para bendecirlos, y de manera sorpresiva recibió algunos obsequios, como un ramo de flores blancas y amarillas, los colores de la bandera del Vaticano o un globo gigante con la inscripción en inglés ‘Feliz cumpleaños’.

El Pontífice de origen latinoamericano, por su parte, no paró de sonreír y de dar las gracias con gestos.

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Uno de los momentos más emotivos y divertidos ha sido cuando el Papa se ha parado delante de un grupo de jóvenes seminaristas de los Legionarios de Cristo que tenían preparada una torta con seis velas.

Los miembros de seguridad que acompañaban al Santo Padre cogieron el dulce y se lo acercaron. Francisco apagó las velas y recibió los aplausos de la gente que estaban cerca al papa.

Le dieron una sorpresa

Pero la cosa no se quedó ahí. Los jóvenes seminaristas tenían preparado un mate, la bebida preferida el Pontífice y se lo ofrecieron. Francisco acogió con agrado el detalle y lo degustó durante unos segundos.

Pocos minutos después, el vehículo de Francisco acabó el recorrido y paró para que el Papa bajase de él. De nuevo se acercó a este grupo de sacerdotes que le cantaron en ese momento las famosas ‘Mañanitas’ y conversó con ellos en español.

‘¿De donde son’, les preguntó el Pontífice. ‘Yo soy de Buenos Aires, argentino’, dijo uno. ‘Yo español’, explicó otro. ‘Somos seminaristas en Roma todos. El sábado fueron ordenados 35 sacerdotes compañeros nuestros que están ahí arriba’, le dijeron señalando la zona donde se encontraban. Mientras, tomó de nuevo el mate que le habían ofrecido antes y lo bebió mientras seguía la breve charla.

Uno de los jóvenes llevaba en sus manos una figura de la Virgen y el Papa la bendijo. El seminarista se la quiso regalar y el Pontífice le indicó que mejor se la quedaran ellos y así rezaban por él.

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