El nuevo régimen laboral juvenil aprobado el pasado jueves por el Congreso, y que forma parte del último paquete reactivador propuesto por el Ejecutivo, ha desatado el debate sobre el impacto – positivo o negativo- de esta ley para los jóvenes peruanos. Pero, ¿en qué consiste esta medidad?
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Bajo este nuevo esquema, los jóvenes de de 18 a 24 años, sin experiencia laboral, que sean contratados por una empresa, tendrán la posibilidad de entrar a planilla, derecho a 15 días de vacaciones y seguro de EsSalud por un periodo máximo de tres años. Se estima que esta medida tendrá una duración de cinco años y podría permitir el acceso al mercado laboral formal de 263 mil jóvenes.
Sin embargo, en este régimen, los jóvenes no gozarán de beneficios laborales como la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), gratificaciones, seguro de vida ni seguro de riesgo de trabajo.
El ministro de Economía, Alonso Segura, defendió esta medida de las críticas argumentando que con ella se busca combatir las altas tasas de desempleo e informalidad laboral que afecta a los jóvenes hoy en día.
“La tasa de desempleo juvenil (casi del 14%) triplica el promedio de desempleo de la población económicamente activa”, explicó. “Se busca reducir costos laborales para el ingreso de los jóvenes al mercado laboral formal”.
Asimismo, explicó que el Estado brindará capacitación a los jóvenes que tengan dificultades para conseguir empleo en un determinado tiempo y los proveerá de beneficios para acceder al mercado laboral.
Según el Panorama Laboral 2014 de la OIT, el Perú cerrará el año con una tasa de desempleo juvenil urbano de 13,7% por debajo del promedio regional en América Latina (14%).
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Según trabajando.com
El 47% de jóvenes hicieron prácticas profesionales este año. El 67% de ellos lo hicieron por más de tres meses.
Análisis: Apuntar a la educación
-Las reformas laborales para jóvenes deberían apuntar a elevar los niveles de educación para generar una mayor inserción a los mercados de trabajo. Sin embargo, este nuevo régimen tiene un enfoque distinto. Por otro lado, la reducción de beneficios laborales no se traduce, necesariamente, en una baja de la informalidad.
Julio Gamero, Especialista de Empleo en la Oficina de la OIT para los Países Andinos.-