Y flotamos en el aire… Desafiando la gravedad, el Hendo Hoverboard flota unos dos centímetros y medio por encima del suelo, gracias a cuatro motores con forma de disco. Puede girar y moverse con rapidez, aunque ruidosamente, en varias direcciones.
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La batería sólo dura 7 minutos, tiempo suficiente para que un adulto ya crecidito se dé una vuelta excitante… La tabla, hecha en parte con una impresora 3D, levita sobre materiales conductivos, como el aluminio o esta plataforma de cobre. La tecnología que la propulsa se llama Arquitectura de Campo Magnético y está desarrollada por la empresa tecnológica Arx Pax.
“Estamos creando un campo magnético y, mediante un método de inducción, que es parte de nuestra ‘salsa secreta’, creamos un campo secundario e igualmente magnético en esta superficie conductiva”, señala Greg Henderson, cofundador y presidente de Arx Pax.
Durante décadas, él y su esposa Jill han estado intentando diseñar edificios que sean más resistentes a los terremotos. Y el monopatín flotante es sólo una prueba para ese concepto.
“Imagina que hay un terremoto y que los sistemas de alarma se activan y los soportes se retiran, mientras el edificio empieza a levitar. El terremoto acaba, los soportes vuelven y nadie en esta habitación o en este edificio se ha enterado de que hubo un terremoto”, agregó.
Utilizaron Kickstarter para lograr apoyo a su proyecto. Alcanzaron el objetivo de 250.000 dólares y los diez primeros monopatines flotantes (a un precio de 10.000 dólares cada uno) ya están reservados.
Pero, por mucho menos dinero, los inventores aficionados pueden comprar un equipo de desarrollo y, teóricamente, usar esa tecnología para hacer que cualquier cosa levite.