Por Verónica Klingenberger
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Tanto lloriqueo empieza a inquietarme. El motivo de ahora es la lamentable calidad del periodismo local. Blogueros y periodistas que no llego a reconocer (¿serán los años? ¿Serán las horas que pierdo viendo Gilmore Girls?) se muestran realmente preocupados por la condición de la prensa peruana, impresa, televisiva y digital. Supongo que les preocupan los contenidos aunque más bien se refieran a formatos tan inofensivos como las listas o los videos virales. También las memes. Temen que en la lucha por ganar audiencia perdamos para siempre las buenas historias, las investigaciones de fondo, y sospecho, aunque no lo mencionan, las ideas.
No puedo dejar de detectar cierta conchudez en esta crítica al vuelo porque no veo ningún argumento ni propuesta original, solo una lista de obviedades que cualquier lector crítico pudo haber detectado hace ya varios años. Y que ciertos blogueros vengan ahora a reclamar buen periodismo me parece casi un chiste. ¿No son ellos los que alentaron ese bodrio llamado periodismo ciudadano? ¿No son ellos los que hacían copy paste de todo un artículo o columna de opinión y creían que con citar la fuente estaba todo bien?
Cualquier lector crítico podría hacer buen periodismo. Pero más que ponerse una máscara de V de Vendetta necesita trabajar en serio. En EEUU está ocurriendo algo curioso. Un joven y barbudo sabio de nuestros tiempos me pasó el dato de dos tuiteros que se identifican como @blippoblappo & @crushingbort y que han denunciado plagios de periodistas importantes. Su blog se llama Our Bad Media y en él pueden seguir su última batalla: bajarse a Fareed Zakaria, uno de los periodistas de más peso en CNN, quien también escribe una columna semanal en el Washington Post. Hace un tiempo también denunciaron a un editor de Buzzfeed llamado Benny Johnson y lograron su consecuente despido.
De repente el buen periodismo debería nacer de lectores que exigen que no los subestimen. Y los mejores periodistas son también los mejores lectores: hay notas buenísimas en medios de todo el mundo esperando que algún periodista peruano las descubra y por lo menos las voltee con el crédito y cita correspondiente. Pero ni eso, aunque todo tiene una razón.
El periodismo es también el reflejo de otras cosas. Es el resultado de los sueldos que se pagan en este mercado, es la consecuencia de una educación superior cada vez más pobre, es lo que pasa cuando una sociedad concentra todas sus energías en generar más dinero e ignora (o desprecia en muchos casos) la cultura, la información, las ideas. Aún así, siempre hay alternativas. No son muchas, pero algunas entusiasman y las hay de todo tipo: desde periodismo literario hasta periodismo de investigación. E inspira que sean iniciativas independientes de periodistas que están convencidos de que todavía existen lectores con ganas de un buen destape, de una investigación seria, de una entrevista reveladora. No importa si esos mismos lectores también nos divirtamos con listas (hay algunas buenísimas si uno no se las toma en serio) o el video viral del momento.