Los polémicos modelos de estos pequeños recipientes de plástico, servidos habitualmente junto al café y el azúcar , llegaron a un centenar de establecimientos distribuidos por una filial del grupo Migros.
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Elsa, la empresa responsable, consideró que los controles internos habían sido “insuficientes” y se excusó este miércoles por ese “incidente imperdonable”.
Las tapas de estos recipientes, que se han convertido en objeto de coleccionista, representan todo tipo de motivos, generalmente menos controvertidos.
El grupo distribuidor se apresta ahora a recuperar los polémicos recipientes que en ningún momento han sido comercializados en sus tiendas, aclaró una portavoz de la compañía.