La nueva caída de la inflación en la zona euro en septiembre deja más que nunca presente la amenaza de una espiral deflacionista y refuerza la presión en el Banco Central Europeo (BCE) para que actúe.
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Según la primera estimación de la agencia europea de estadísticas Eurostat publicada este martes, la inflación de septiembre fue de 0,3%, lo que representa el nivel más bajo desde octubre de 2009 y una décima menos que en agosto.
Hace un año la inflación fue de 1% en la zona euro, según Eurostat.
La amenaza de una espiral deflacionista sigue más que nunca presente. El dato del índice de precios de agosto ya llevó al Banco Central Europeo (BCE) a actuar a principios de mes.
Con este índice históricamente bajo, el BCE rebajó su principal tasa de interés al 0,05% y lanzó un plan de compra de deuda privada para apoyar el mercado de crédito.
La medida fue entonces saludada por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, que estimó que contribuiría a “enfrentar los peligros existentes en un período prolongado de débil inflación”.
La deflación —caída de los precios— es un fenómeno nocivo para el dinamismo de la economía, dado que aplaza las decisiones de compra, con la expectativa de que los precios sigan bajando, y desalienta por ello las inversiones y el consumo, degenerando en un círculo vicioso de más deflación.
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La zona euro, en su conjunto, no ha llegado a esta situación, aunque sí algunos de sus miembros.
En Bélgica, por ejemplo, la inflación cayó en territorio negativo en septiembre, -0,12%, por primera vez desde noviembre de 2009, en lo peor de la crisis financiera.
En España los precios cayeron por tercer mes consecutivo, y marcaron -0,3% en un año. Mientras que en Italia la inflación cayó 0,1% en un año, al igual que el mes anterior cuando registró una situación inédita desde 1959.
Los analistas pronosticaban la desaceleración de la inflación por lo que la publicación de Eurostat no es una sorpresa, en particular tras los datos publicados por varios países de la zona euro.
Si no se incluyen la energía y la alimentación, componentes muy volátiles, la inflación cayó a 0,7% en septiembre, cuando el mes anterior registró 0,9%.
“Este es un serio golpe a los que hacían valer aún que la débil inflación era sólo un fenómeno temporario”, estimó Jennifer McKeown de Capital Economics.
Los datos publicados este martes dejan claro que la “deflación sigue siendo una amenaza seria”, añade McKeown, y suma presión al BCE para que actúe.
El consejo de gobernadores del BCE —entidad que tiene entre sus atribuciones la de mantener una evolución de precios cercana pero ligeramente inferior a 2%— se reúne el jueves.
El presidente del BCE, Mario Draghi, indicó sin embargo que en su próxima reunión la institución monetaria se limitará a dar el detalle de las nuevas inyecciones de liquidez al circuito monetario.
Pero los analistas esperan que Draghi recurra a “instrumentos no convencionales adicionales”, como lo denominó el mismo presidente del BCE, esto es una compra masiva de deuda soberana, para fin de año o principios de 2015.
Este dato, sumado al de la confianza económica que volvió a deteriorarse en septiembre, y un crecimiento estancado en el segundo trimestre, no mejoran el pantallazo general de la economía de la zona euro.
A esto se suman los datos del desempleo publicados este martes por Eurostat, que, según McKeown, “no hicieron nada para alterar la fotografía” de un crecimiento económico en la zona euro que “pierde ritmo”.
El desempleo se mantuvo estable en 11,5% en agosto en la zona euro, según Eurostat, y sólo “revirtió el aumento de julio. La tasa de desempleo (…) no es mucho más baja del récord de hace un año del 12%”, señaló McKeown.
Para Howard Archer, de IHS Golbal Insight, la interpretación de los datos es contrastada. Por un lado la baja inflación y la caída del desempleo es una buena noticia para los consumidores ya que incrementa su poder adquisitivo, pero por el otro la baja inflación es una mala noticia para el BCE por el peligro de deflación.
Sin embargo, según Archer, el BCE será “reticente” a poner en marcha un programa de compra de deuda, algo que podría hacer, estima, “sólo si la zona euro vuelve a caer en recesión y si la inflación continúa baja”.