Cuando un tsunami golpea lo más mortífero no es la ola en sí misma, sino lo que arrastra a su paso.
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Con tan solo dos o tres minutos de aviso antes de un tsunami hay poco margen para escapar, y a menudo no hay donde resguardarse cuando la alarma suena.
Ingenieros aeroespaciales en Seattle creen haber hallado una solución, una cápsula de supervivencia.