El papa Francisco y la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, almorzaron a solas este sábado en el Vaticano, una invitación del pontífice en un momento delicado para su país, asfixiado por problemas financieros y en plena guerra contra los fondos especulativos.
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Kirchner, de 61 años, fue invitada especialmente hace diez días por el papa Francisco para almorzar en su residencia dentro del Vaticano, Casa Santa Marta.
La presidenta llegó hacia las 12H30 locales (10H30 GMT) al Vaticano rigurosamente vestida de negro y con sombrero del mismo color pese al calor asfixiante que reina en Roma, donde fue recibida por el prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein.
Antes del almuerzo, la mandataria cumplió con la tradición de intercambiar regalos con el papa y presentó la comitiva que la acompaña formada por unas 30 personas.
Kirchner le obsequió al papa, entre los numerosos regalos que llevó, dos óleos, uno con un retrato moderno de Francisco y otro de Eva Perón.
Igualmente le entregó una copia de la ley que aprobó el Congreso el pasado miércoles y que declara de interés nacional a la Red Mundial de Escuelas para el Encuentro-Scholas, una iniciativa impulsada por el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco.
El Vaticano adelantó el encuentro previsto a las 13H00 local de media hora sin dar explicación alguna.
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Tras permanecer en total unas tres horas en el Vaticano, Kirchner partió hacia el aeropuerto con destino Nueva York, donde tiene previsto dirigirse el miércoles ante la asamblea de Naciones Unidas para denunciar los ataques de fondos especulativos a la estabilidad financiera mundial.
La invitación papal pocos días antes de esa importante cita ha sido interpretada como un claro gesto de respaldo de Francisco al combate de Kirchner.
El papa mantuvo una actitud amable y abierta hacia la presidenta peronista, la misma que ha tenido desde que fue elegido pontífice en marzo del 2013, pese a las fricciones del pasado, cuando era arzobispo de Buenos Aires.
Se trata del tercer almuerzo a solas entre el papa y Kirchner, lo que la convierta en la mandataria que más audiencias ha tenido con el jefe de la Iglesia católica.
El embajador de Argentina ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, que acompañó a la presidenta, destacó la “consonancia” entre las posturas de ambos líderes respecto a las injusticias en el funcionamiento del sistema financiero internacional.