Por Verónica Klingenberger
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1. El que cree que todo es una teoría conspirativa. Confía más en la encuesta de RBC que en la de IPSOS Perú, aunque luego sospecha de los ocultos intereses de ‘El Hermanón’. Suele tener más de 50 años, aunque hay muchos cuarentones que ya empiezan a mostrar síntomas de este tipo de paranoia. Está convencido de que los líderes de opinión, periodistas, políticos, empresarios y cualquier ciudadano de mirada turbia, son tristes fantoches manipulados por los regordetes dedos de Alan García Pérez. Es probable que tenga razón en todo.
2. El fan de la combi, del ‘salvo mi pellejo y que se joda el resto’. El que se acostumbró a arrimar la basura, pegar las cosas con gutapercha y subsistir como se pueda. La mayoría de miembros de este selecto club no tiene reparos en votar por un ladrón que haga obra. El resto no irá a votar. Y ni pienses que pagará su multa.
3. El presidente del Club de Fans de Susana Villarán. Es el justiciero devoto, el comunista de Larcomar. Se siente moral e intelectualmente superior a todos y le preocupan temas que ni siquiera están en la agenda de la mayoría de limeños a pesar de su indiscutible importancia. La cultura, por ejemplo. Está convencido de que la revolución se puede hacer en Facebook. Tiene pésimo sentido del humor y no ha logrado sacudirse del tono propagandístico de los años setenta.
4. El que cree que todo se reduce a saber administrar una empresa. El típico comentarista de diarios que comienza su exposición de ideas con algo tipo: ‘Si esta señora fuera gerente en cualquier empresa seria, ya hubiera sido despedida junto con todo su equipo’. Cree que la política es tan simple como manejar un presupuesto y garantizar el Great Place to Work para todos los involucrados. Dedica gran parte de su jornada laboral a leer noticias y pontificar sobre cualquier tema en páginas webs y redes sociales.
5. El que, por status, vota en contra de Villarán. Por lo general suele ser el facho que quiere orden o el prepotente snob que defiende a las combis asesinas haciendo todo un alegato sobre el libre mercado. Lee a Von Hayek. O mejor dicho, lee revistas que hablan de él. Vive para el lobby, tiene un negrísimo sentido del humor y adora despilfarrar la mitad de su sueldo en restaurantes y bares de moda. Nada lo excita tanto como provocar a los presidentes del Club de Fans de Villarán. Sin ellos estaría perdido.
6. La minoría escapista. Está más al tanto de la independencia escocesa e intenta evitar a toda costa cualquier enfrentamiento ideológico. Los medios locales solo le producen una profunda vergüenza ajena e intensifican esa llevadera depresión con la que deambula por Lima.
7. La inmensa mayoría. Vota por el ganador y por lo que dicen los noticieros de la TV. Luego cambia de canal e intenta disfrutar sus pocas horas de ocio olvidándose por completo de esta ciudad canalla.