Luego de varias denuncias y su posterior suspensión en setiembre del 2013, la Policía Nacional reinició la imposición de fotopapeletas por exceso de velocidad el pasado 4 de agosto, hace exactamente un mes.
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Según la Municipalidad de Lima, el 38% de los 50 mil accidentes de tránsito que se producen cada año en nuestra ciudad se deben al exceso de velocidad. Por ello, suena lógico promover medidas disuasivas que busquen controlar mejor la forma en que conducimos.
Sin embargo, para el director de la ONG Cruzada Vial, Adrián Revilla, la imposición de fotopapeletas es ‘una medida totalmente parcial’, ya que ‘el problema del tránsito es otro en Lima’. ‘Han puesto límites de velocidad que no corresponden a los estándares, en muchos casos es totalmente arbitrario’, le señaló a Publimetro.
Además, pone en duda la relevancia de ese 38% de accidentes producidos por el exceso de velocidad. ‘Cuando hay un accidente, el parte policial dice simplemente ‘exceso de velocidad’, pero no se ven las causas adicionales, como el mal diseño de la vía o si el auto contaba con todas las medidas de seguridad adecuadas. Eso es lo que deberíamos fiscalizar, no la velocidad de tres vías en las que ni siquiera ocurren gran cantidad de accidentes’.
Como se recuerda, las fotopapeletas son aplicadas solo en tres arterias de Lima: la Vía Expresa del Paseo de la República y las avenidas Javier Prado (desde el Óvalo Monitor hasta Paseo de la República) y Raúl Ferrero, incluyendo el Cerro Centinela en dirección a La Molina.
Para Alfonso Flórez Mazzini, gerente de la Fundación Transitemos, la imposición de fotopapeletas debería aplicarse en todo Lima. ‘No se debieron eliminar. Siempre debieron quedarse y aumentarse a toda la ciudad’.
Flórez recuerda que el Ministerio de Salud ya cuenta con el estudio que identificó los 2.776 ‘puntos negros’ de Lima, donde se registran el mayor número de accidentes de tránsito. Señala que lo ideal sería implementar equipos fijos que controlen la velocidad en estos lugares, tal como ocurre en el Callao, donde ya se ha logrado disminuir en un 50% la fatalidad de los accidentes.
Sobre la supuesta ‘arbitrariedad’ de los límites de velocidad, indica que hoy,estos límites ‘se fijan en función a la resistencia biomecánica del cuerpo humano’. ‘Está probado que la velocidad máxima a la que puede ser atropellado un peatón y que no sufra muerte ni lesión grave es de 40 a 50 km/h. Ese debería ser el límite aplicable en toda la zona urbana’.