Por Mauricio Niño
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Alberto Sánchez Aizcorbe es arquitecto y urbanista de profesión y ya lleva dos periodos al frente de la Municipalidad de La Victoria. Asegura que, gracias a sus propuestas en seguridad ciudadana, los crímenes se han reducido en un 30% en su distrito. En su opinión, el caos de Lima solo puede ser solucionado por un arquitecto y urbanista como él.
¿Qué es lo que lo diferencia de otros candidatos? Lima necesita estar en manos de un arquitecto. Necesita un alcalde que tenga concepción de ciudad, algo que Lima no ha tenido desde que empezó a desarrollarse. He visto sufrir a muchos arquitectos porque sus buenas ideas para la ciudad se quedan en el papel. Si no tienes poder de decisión, no puedes hacer realidad las mejoras que quisieras. Por eso vamos a salvar Lima.
¿Qué es exactamente ‘tener concepción de ciudad’? Te respondo con un ejemplo. Si ves las encuestas, el 80% de los limeños coincide en que el principal problema de Lima es la inseguridad. Sin embargo, no comprenden que la seguridad está muy condicionada a un transporte efectivo, a una serie de facilidades que tiene que brindarte la ciudad que no te da en este momento, como el acceso al espacio público.
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¿Y cómo eso se relaciona con los problemas más urgentes de los vecinos? Tenemos el proyecto, que hemos tomado de Medellín (Colombia), que hoy es un modelo de metrópoli, de hacer ciudad bajo un manto cultural. Vamos a desarrollar valores. Debemos entender que la prevención de la inseguridad ciudadana no es simplemente hacer centros deportivos para que los jóvenes se alejen de las drogas. Eso está muy bien, pero no es suficiente.
¿Qué es lo que propone entonces? Quiero hacer lo que en Medellín llamaron ‘parques-biblioteca’. En las zonas donde no podía entrar la policía, en las áreas más deprimidas, donde los pobladores de las partes altas no bajaban a la ciudad por años, ahí decidieron enclavarlos. Cada uno de ellos tendrá talleres de capacitación laboral y salas educativas de cómputo, ludoteca, piscina, canchas de fútbol. Eso es prevención, cultura, trabajo y educación. Así sienten la presencia del Estado.
¿Qué espera lograr con eso? Para el final de mi gestión estarán construidos 16 parques-biblioteca en Lima, contando los dos que se inaugurarán este año en La Victoria. El resultado será impresionante. Medellín, en la época de Pablo Escobar, tenía anualmente alrededor de 350 muertes por razones de violencia por cada 100 mil habitantes. Eso es altísimo. Si sacáramos los cálculos con la población de 8,5 millones de Lima, serían casi 30 mil muertes al año. Con este programa, la cifra en Medellín logró reducirse hasta las 30 muertes por cada 100 mil habitantes. Pero esto es un esfuerzo a largo plazo.
¿Tiene otras medidas más inmediatas? Aprobar la Ley Zanahoria a nivel metropolitano. Controlaremos el consumo de alcohol para reducir el nivel de criminalidad. No es una cosa definitiva, pero es necesaria. Un estudio de la OMS hecho en varios países contempla que el grado de alcohol en la sangre es relevante al momento de cometerse un delito, un suicidio y en los accidentes de tránsito. Sin duda, incide en la violencia. Esa medida no tendrá el apoyo de la gente.
¿Vale la pena aplicarla? El alcohol es el inicio. Desde que un niño empieza a emborracharse entre los 12 y 14 años, de acuerdo a Devida, quintuplica su posibilidad de empezar a utilizar drogas fuertes. Es una estadística fría. En los primeros días de mi gestión en La Victoria, en el 2007, aplicamos la Ley Zanahoria, idea que tomamos de Antanas Mockus (alcalde de Bogotá del 95 al 98 y del 2001 al 2003), un filósofo que revolucionó la gestión municipal en Colombia.
¿Y cuál fue el resultado? Los bares solo funcionan hasta las 11 de la noche. A esa hora se cierra todo. Por supuesto, hubo una resistencia muy grande. Es una pelea permanente. Pero el resultado fue una reducción del 30% de los crímenes violentos por armas de fuego o armas blancas y de suicidios. Pero esto ya se hace en algunos distritos…El año 2010, cuando asume la alcaldesa Villarán, convoca a una asamblea con los alcaldes distritales. Yo propuse que se aplique a nivel metropolitano la Ley Zanahoria. Todos estaban de acuerdo, pero pasó casi un año para que lo aprueben, por presiones comerciales. Lo aprobaron, pero la última cláusula dice que se dan dos años para que cada distrito se amolde a la ordenanza. Allí murió esa buena idea.
¿Qué otro tema es urgente en la ciudad? Para mí, la prioridad en la ciudad de Lima es el transporte. En número de población, nosotros estamos en el puesto 34 a nivel mundial. De las 33 ciudades que nos anteceden, solamente tres no tienen un sistema de transporte subterráneo. Necesitamos un sistema que no tenga ninguna interferencia y trabaje las 24 horas si es necesario, pero sin cruzarse con otra línea. Necesitamos una red que pueda movilizar por sentido entre 40 mil y 60 mil pasajeros por hora. El Metropolitano, por ejemplo, podría transportar a 15 mil pasajeros por hora. Ese es su techo. Si tiene más demanda y se deciden usar más buses, se producirá un embotellamiento.
¿Qué nos espera? Va a llegar un momento, dentro de muy pocos años, en que se detenga el tránsito por medias horas, o cuartos de hora, ya lo estamos sufriendo en gran medida. Según la ONG Transitemos perdemos 7 mil millones de dólares al año por el tráfico. ¡Con eso podríamos hacer todas las líneas del Metro!
¿Qué propone al respecto? En el 2010, el gobierno dio el decreto que planteó las cinco líneas, que ahora son seis, del Metro. Eso hay que continuarlo. Cumpliremos el cronograma para que el sistema esté completo para el año 2025. Además, proponemos la creación de trenes de cercanía a Huacho y Cañete que completarán la red y facilitarán el transporte hacia los exteriores de Lima.
¿Qué otro gran objetivo tendría para el final de su gestión? Por lo menos debe estar lista la línea del ferrocarril central entre el Callao y Chosica. Ese proyecto lo tenemos desde hace años. Tenemos ya el estudio de factibilidad hecho por la alcaldía de Washington. Será una línea de ida y otra de vuelta. Su capacidad es aproximadamente la misma que la de un bus, pero ya que la vía está segregada, pues no tiene ninguna interrupción, se podrá hacer este viaje en muy poco tiempo. Ya he hecho el recorrido muchas veces. He llevado a Lourdes Flores, a Luis Castañeda, a Alberto Andrade para que vean la factibilidad del proyecto. Todos estuvieron encantados, pero nadie ha tomado la decisión. Yo estoy convencido y lo haré.