A iniciativa de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de la ONU, mil científicos debatieron el futuro del clima en la primera conferencia mundial de meteorología.
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Casi 10 años después de la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto que buscó reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la pregunta ya no es si la Tierra sufrirá el fenómeno del calentamiento, sino cómo.
“Es algo irreversible y la población mundial sigue aumentando. Hay que adaptarse”, dijo Jennifer Vanos, de la universidad Texas Tech.
En la primera década del siglo XXI, la temperatura media de la superficie del planeta aumentó 0,47 grados celsius. Un aumento de sólo 1 grado genera 7% más vapor de agua y, como la evaporación es el motor en la circulación de las masas de aire en la atmósfera, se puede prever la aceleración de fenómenos meteorológicos.
Los escenarios utilizados por la comunidad científica estiman un aumento de 2 grados en la temperatura media de la superficie de la Tierra para 2050.
“Las nubes se formarán más fácilmente y con mayor rapidez, y los vientos serán más fuertes”, lo que causará más inundaciones repentinas, advirtió Simon Wang, de la universidad del estado de Utah.
En términos generales, según el investigador estadounidense, el alza de las temperaturas tendrá “sobre el clima un efecto amplificador como no se conoce actualmente”.
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Los episodios de frío intenso como el vórtice polar que se abatió el pasado invierno boreal en gran parte de América del Norte serán más marcados y extremos, así como los de calor excesivo y los períodos de sequía.
Aviones turbulentos y olas gigantes
Para los meteorólogos, el desafío ahora será incorporar esta “fuerza adicional” a sus cada vez más complejos modelos de predicción, dijo Wang.
Para ello, los meteorólogos necesitarán usar supercomputadoras que corran algoritmos muy complejos para predecir el tiempo.
El investigador Paul Williams estudia el impacto del cambio climático en los “jetstreams” o “corrientes en chorro” usando una de estas supercomputadoras en la universidad Princeton en Nueva Jersey.
Son corrientes de aire muy rápidas situadas a una decena de kilómetros de altitud, donde vuelan los aviones de línea.
Tras semanas de cálculo, concluyó que el cambio climático amplificará la fuerza de estas estrechas bandas de corrientes de aire que giran alrededor del globo.
“De aquí a 2025, pasaremos el doble del tiempo (de vuelo) sumergidos en las turbulencias”, dijo.
Actualmente, los pasajeros de los aviones comerciales sufren turbulencias una media del 1% del tiempo de vuelos, recordó Williams. Pero, advirtió, si la concentración de dióxido de carbono aumenta de forma exponencial en los próximos años, “no se sabe cómo van a reaccionar los aviones” a estas turbulentas masas de aire.
Entretanto, mar adentro, olas monstruosas pondrán en peligro los barcos de carga y de pasajeros.
“Las compañías navieras ya están enfrentándose a olas enormes”, algunas incluso de 40 metros de altura, dijo Wang. Hasta hace poco, una hola de 20 metros ya era considerada excepcional.
“Esto es sólo el principio del cambio climático, porque los océanos causarán un impacto aún mayor, al liberar más calor y vapor”, advirtió.
Además, el derretimiento de los hielos en Groenlandia podría resultar en un aumento de 6 metros en la altura de los océanos del mundo, aunque no es probable que esto ocurra en el siglo actual, consideró Eric Brun, investigador meteorológico del servicio meteorológico francés Meteo-France y autor de un estudio reciente sobre el tema.