Al menos 39 personas murieron y otras siete desaparecieron en corrimientos de tierras provocados este miércoles por lluvias torrenciales en la ciudad japonesa de Hiroshima (suroeste).
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Las consecuencias de esta tragedia se agravan con el transcurso de las horas. Un balance anterior hablaba de 36 muertos heridos y 7 desaparecidos.
“Son unas lluvias insólitas y un desastre de gran magnitud. Además, existe riesgo de más precipitaciones”, declaró a la prensa el primer ministro Shinzo Abe, que interrumpió sus vacaciones.
“He dado la orden de reforzar las operaciones de socorro y para ello se enviarán varios centenares de soldados de las fuerzas de autodefensa”, añadió.
En total, 630 militares fueron despachados al lugar del siniestro, según Keiji Furuya, ministro encargado de Desastres.
Deslizamientos nocturnos
Estos deslizamientos sorprendieron a la población en plena noche.
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Una mujer de 77 años, un niño de 2 años y su hermano de 11 años figuran entre las víctimas, indicó la cadena de televisión pública NHK, que suspendió su programación habitual para dar prioridad a esta catástrofe. También habría muerto un socorrista.
Los daños se extienden sobre unos 20 km, a través de varios barrios de Hiroshima.
Los bomberos y habitantes retiraban escombros y comprobaban la presencia de personas al pie de pendientes cubiertas de árboles por las que el lodo se ha llevado todo por delante.
La mayoría de las casas son de madera y no resistieron al embate de la tierra empapada que se desliza a gran velocidad.